En mi anterior “Tema de
hoy” acentuaba la gran dignidad con que España acogió el rechazo por parte del
COI de la candidatura a la sede en Madrid de los Juegos Olímpicos.
Hoy queremos resaltar que
la decisión en favor de Tokio no fue porque la capital nipona estuviera más
capacitada que Madrid, sino porque Japón es más rico que España y más
interesante para el capital de Wall Street. El rotativo conservador londinense,
The Times, escribía con la
acostumbrada agria leche británica cuando se trata de España, que Madrid había fracasado porque los españoles
no habían sabido dar una respuesta a la crisis económica. Nada mejor para que
todo el mundo sepa que los Juegos Olímpicos son la fachada, con los deportistas
como marionetas, de un enorme negocio, que mueve millares de millones de euros
(dólares).
No es preciso caer en la
autocompasión para admitir que además del dinero, que España no tiene (salvo el
de algunos chorizos “pata negra” con cuentas multimillonarias en paraísos
fiscales), existe una secular inquina contra los españoles en abstracto, que
tienen la mala suerte de haber sido gobernados durante siglos por Borbones y Austrias
degenerados, como el psicópata religioso Felipe II o el sádico Fernando VII, en
una larga lista, en la que también hay que incluir a Carlos II de Austria el Hechizado.
Repasando la lista de estos monarcas, podría pensarse en la relación de los
moradores de un cotolengo.
España, Madrid, ha hecho
incluso más de lo que podía. Los Juegos Olímpicos habrían supuesto para el país
una inyección para el mercado del trabajo y un estímulo para el espinoso camino
hacia arriba. El COI no quiere pobres, pero da la bienvenida a los atletas del
tercer mundo que sirven de adorno.
Si yo tuviese algo que
decir, España (Madrid) no presentaría su candidatura a las olimpiadas después
del 2020. ¡Que les den!
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