Casi una semana después
de la “gloriosa” intervención de Ana Botella en Buenos Aires para defender la
candidatura de Madrid ante el Comité Olímpico Internacional (desde entonces la “relaxing
cup of café con leche” está en boca de todos y ha sido trending topic en YouTube), el
inglés de la Botella sigue dando que hablar. El diario Las Provincias se refería al precario inglés de nuestros
representantes oficiales en el siguiente artículo:
"Seguimos
tomándonos el inglés a broma. Los patinazos de Ana Botella y Alejandro Blanco
durante la defensa de Madrid 2020 vuelven a poner en evidencia que es nuestra
asignatura pendiente
Yes, we can. A Obama le dio resultado ¿no? Así que si lo repetimos
como un mantra... Es fácil de pronunciar. Incluso para Ana Botella, que estos
días es la diana de la mofa nacional por el discurso en inglés con el que
defendió la fallida candidatura de Madrid como sede olímpica para 2020. Los
errores en la entonación -no en la gramática-, el marcado acento ibérico y el
'relaxing café con leche' están reventado Twitter.
La alcaldesa de Madrid engordó las críticas
al no entender una pregunta que le formuló un periodista en inglés. Le
cuestionaba sobre la conveniencia de organizar los Juegos en un país con una
tasa de paro del 27% y ella salió con las infraestructuras -primero dijo que
estaban hechas el 90% y luego lo redujo al 80%-. El presidente del Comité
Olímpico Español, Alejandro Blanco, se apuntó al desconcierto cuando despachó
otra pregunta de la prensa con un 'No listen the ask' ('no escuchar el
preguntar', traducido literalmente). Así que a la decepción se sumó el
bochorno.
Nos lo tomamos a risa, pero en España el único
inglés que hablamos bien es el 'inglis pitinglis'. «Es una seria limitación
para la representación y para la gestión política e internacional», reprende
Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación y consultor político. Aunque
reparte la culpa: «Somos herederos de una nefasta política educativa antes de
la democracia. Ningún dirigente de 50 años estudió inglés en la escuela, no
formaba parte del temario. Es un desastre que no tiene justificación».
El último estudio de Education First, una
importante red de escuelas de idiomas, sitúa a España en el puesto 18 de 54,
con una nota de 5,5 sobre 10 -hacen un examen online a millón y medio de
personas-. A la cabeza, Suecia, Dinamarca y Holanda, que rozan el notable con
un 6,8. «Hay una diferencia enorme entre creer que sabemos inglés y pillar
cuatro palabras como nosotros, y conocer de verdad el idioma como en los países
del norte», aclara Xavier Martí, director de comunicación de Education First en
España -tienen escuelas en sesenta países-.
Hace dos años ocupábamos el puesto 24, así
que progresamos adecuadamente, como nos decían antes en el colegio. «Hemos
mejorado, pero no estamos aún donde tenemos que estar». De compañeros de
pupitre tenemos a Eslovaquia, Suiza, Portugal, Corea del Sur... y Japón. Tokio organizará
las Olimpiadas de 2020, así que no nos descartaron solo por la cuestión
idiomática, «aunque lo del inglés contribuye a reforzar o debilitar la imagen
de modernidad y de contemporaneidad del país».
A debilitarla -en este sentido- han
contribuido activamente nuestros políticos. José María Aznar se defendía en
inglés -ahora lo domina a la perfección-, pero José Luis Rodríguez Zapatero y
Mariano Rajoy no pasan del saludo. «It's very difficult todo esto», se disculpó
el actual presidente del Gobierno en un encuentro con el primer ministro
inglés, David Cameron, el año pasado. Y José Luis Rodríguez Zapatero, también
quedó en evidencia cuando después de entrevistarse con el entonces inquilino
del 10 de Downing Street, Tony Blair, se quedó mudo delante de los periodistas
británicos. 'Señor Zapatero, ¿puede contarnos en inglés como han ido las
conversaciones?'. 'Thank you', salió del apuro -más bien se metió en él...-.
Ante la insistencia de la reportera para que Zapatero dijera unas palabritas en
inglés, él zanjó el tema: 'Hablo en español'.
- ¿Es asumible que el presidente del Gobierno
no sepa inglés?
- Es asumible quizá que no lo sepa. Pero no
que no lo aprenda -censura Gutiérrez Rubí-.
Mariano Rajoy contó el año pasado que
dedicaba tres horas semanales a aprender la lengua de Shakespeare. «Un
presidente no tiene tiempo para aprender un idioma, pero qué menos qué
prepararse cuatro frases. El problema de nuestros políticos es que confían
demasiado en sus dotes de improvisación», les afea Antón R. Castromil, Profesor
de Sociología y Opinión Pública en la Universidad Complutense de Madrid.
- ¿El inglés no debería ser una exigencia
para el cargo?
- Para ser presidente del Gobierno hay que
hacer pasillos, chupar banquillo. Lo que se valora son los años en el partido y
los cargos, no que sepas inglés. Además, Rajoy tiene el mismo nivel que alguien
de su generación -argumenta-.
Preguntados en el Ayuntamiento de Madrid y en
el COE sobre la formación idiomática de Ana Botella y Alejandro Blanco,
respectivamente, ninguna de las dos instituciones ha dado respuesta, aunque
Blanco se defendía ayer de las críticas. «Me hace mucha gracia. Hay que ver el
nivel de inglés que tiene la gente. No hablamos a la perfección, pero para
entendernos nos vale». Claro que más hubieran entendido de haberse puesto los
cascos con la traducción simultánea -Ana Botella se los colocó cuando le
estaban formulando preguntas en castellano-.
Con seis meses basta
Botella y Blanco son la regla, pero también
hay honrosas excepciones. Como la del ministro de Economía, Luis de Guindos,
que se maneja perfectamente en inglés. O José Ignacio Wert, titular de
Educación, que domina seis lenguas, incluida el catalán (es madrileño) y es un
gran defensor (y consumidor) del cine en versión original.
Y por ahí hay que empezar a buscar la causas
de nuestra aparente incapacidad para hablar inglés. «En Suecia y en Holanda los
niños ven dibujos animados en inglés y sus padres les compran tebeos en inglés.
Las películas son en versión original, pero en España seguimos doblando el
cine. También hay que aumentar las horas lectivas de inglés y mejorar el nivel
del profesorado. En Baleares, por ejemplo, están exigiendo algún título a los
maestros», comenta Xavier Martí.
Y anima a los jóvenes a salir el extranjero,
«la gran asignatura pendiente». «Una cosa es ir dos horas a la semana a una
academia de Vallecas a aprender inglés con acento medio español y otra
practicarlo en Londres o en Nueva York, que son los destinos más habituales.
Con seis meses fuera te defiendes bastante bien porque el inglés es un idioma
de los fáciles, conjugas tres verbos. Nada comparado con la dificultad del
alemán o el chino, dos de los idiomas más en auge actualmente».
Mientras nos ponemos las pilas con el inglés
- «es la lengua universal, es la primera que debemos aprender, antes que
otras», insisten los expertos-, el único consuelo que nos queda es saber que
otros andan igual de peces que nosotros. En el estudio de Education First los
alemanes sacan un aceptable 6, pero los franceses quedan incluso por debajo con
un más que modesto 5,4. «¡Y encima tienen un acento muy marcado! Que no tiene
por qué ser negativo mientras la gramática sea correcta, pero bueno... se
presta a la guasa».
Como si escucháramos a Obama hablando
castellano. «Los americanos empiezan a chapurrearlo porque la comunidad hispana
es muy grande, pero hasta David Beckham lo hace mejor que Obama o Bush. ¡Y ya
es decir!»".
Fuente: Las Provincias
Autora: Yolanda
Veiga
En este mismo orden de
ideas, lean también:
http://blogs.lasprovincias.es/elsindromededarrin/2013/09/10/clases-de-ingles-para-politicos-espanoles/
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