El presidente de EE UU, Obama, ha exhortado a Europa a que
se rearme. La crisis con Rusia, tras haberse zampado el “zar” Putin la
península de Crimea y tener ahora en el punto de mira a Ucrania, de vital
importancia energética para Occidente, ha despertado de su letargo a la Unión
Europea y a la OTAN. La Alianza Atlántica planea destacar más tropas al Este. Alemania está dispuesta a
enviar seis aviones a la OTAN para la seguridad de los Países Bálticos. ¿Piensa Obama en una guerra con Rusia o amenaza a Vladímir Putin
con una nueva guerra fría?
Rearmarse significa en primer lugar aumentar los
presupuestos militares, que se han venido reduciendo desde que Moscú había
dejado de ser una amenaza con el derrumbamiento del comunismo. Pero rearmarse
también significa fabricar, vender y comprar más armamento. Eso le conviene al
capital, que siempre gana con las guerras. ¿Significa también más puestos de
trabajo? En tal caso, Putin estaría ayudando a los parados, por ejemplo en España,
que no podría permanecer al margen del conflicto. En España
se hallan las bases norteamericanas más importantes de Europa Occidental. El
país más perjudicado sería Alemania, que obtiene gran parte de su energía de
Rusia, Gazprom, el mayor extractor de gas natural del mundo y
mayor compañía de Rusia, de la que es consejero el ex canciller socialdemócrata
alemán, Gerhard Schroeder, que mantiene estrechas relaciones con el presidente
ruso Putin.
Como Schroeder, la actual canciller federal, Angela Merkel,
es partidaria de intensificar los esfuerzos de la diplomacia, sin perder de
vista en las urgentemente necesarias conversaciones
la situación y los intereses rusos después de hundirse el comunismo en la
extinta Unión Soviética y en los países satélites detrás del Telón de Acero.
Según Schroeder, Putin quiere consolidar e intensificar la economía de su país.
En Berlín, por otra parte, se considera un error la ratificación prematura en
Bruselas del tratado de asociación de Ucrania, que siempre ha mirado hacia Europa
Occidental, “dirigido a impulsar la aproximación gradual entre la UE y Ucrania”.
Sin embargo, Washington no lo ve así y considera el expansionismo de Vladímir
Putin un grave peligro para sus propios
intereses.
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