Todavía se suceden
las protestas, declaraciones e indignación por la manera salvaje cómo acabó la
gran concentración de manifestantes pacíficos que marcharon hasta Madrid desde
diversos pueblos y capitales para exigir dignidad al Gobierno del PP.
Cuando estaba a punto de concluir la
manifestación absolutamente pacífica, una banda de vándalos, en parte encapuchados, cargaron con adoquines,
ladrillos, estacas, palos y otros objetos contundentes contra la policía
antidisturbios, que había recibido de sus mandos la orden de no ser demasiado
enérgica. Nadie había previsto los bárbaros ataques de los salvajes, al parecer
también extremistas gallegos, que hirieron, en parte de gravedad, a unos 70
agentes, que se vieron desamparados al no recibir refuerzos a pesar de haberlos
pedido a sus jefes, cómodamente
instalados, fuera de peligro.
El Sindicato Unificado de la Policía exige una investigación
a fondo de lo sucedido y pide la dimisión de los responsables. En el mismo
sentido se manifiestan los agredidos. En realidad son responsables el ministro
del Interior, la Delegada del Gobierno en Madrid y los superiores de los
antidisturbios, que no reaccionaron a las llamadas de los agentes.
No es corriente en una democracia que los manifestantes
hagan frente a la policía con tal asesina brutalidad. En realidad son enemigos
del Estado de Derecho, son antidemócratas.
Volviendo al 22M: no sabemos a ciencia cierta quiénes eran
los bestias encapuchados. Lo que sí es cierto es que esas bandas son de auténticos delincuentes, sean del
extremismo que sean. Por otra parte, ya que exigían dignidad, los organizadores
de la marcha tenían que haber condenado
la repugnante violencia y solidarizarse con la policía, que también actúa para
proteger a los manifestantes pacíficos.
La nota, como es habitual, la puso la alcaldesa de Madrid, de rebote, doña Ana Botella, que pidió que en el futuro las manifestaciones
tuvieran lugar en el extrarradio de Madrid.
Vamos, con las trabajadoras del sexo.
Por lo demás, continúan en varias universidades las
manifestaciones estudiantiles de protesta contra la retrógrada ley de Educación
y las tasas para estudiar del señor Wert. También aquí han aparecido gamberros
violentos, a los que se han opuesto estudiantes sindicados.
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