miércoles, 26 de marzo de 2014

Atalaya: El progreso


 

A partir del 1 de abril yo me contaré entre los muchos (¿millones?) españoles que no sabrán pagar la factura de la “luz”. Los sofisticados contadores, que poco a poco se irán instalando y las enrevesadas facturas por el consumo de la energía eléctrica (Iberdrola) harán necesarios informáticos, cuyos honorarios subirán aún más la nueva tasa, que parece ser que es provisional hasta una nueva subida.
 
Como sigamos así tendremos que recurrir al entrañable viejo  candil, a las velas, a los quinqués o a las lámparas de carburo. Adiós a la nevera, que será sustituida por la vieja fresquera. Fuera el lavavajillas :  a fregar platos y vasos a mano. Vuelta a la pileta de lavar la ropa con jabón, pues tendremos que jubilar a la lavadora. En casa no nos quitaremos el abrigo ni la bufanda en invierno. Otros se envolverán en una manta. Retornará el tóxico brasero de picón, y las mujeres podrán lucir las cabrillas en sus piernas.
 
Estamos ya a la cabeza de los países europeos con la electricidad más cara. Nos dicen en los informativos y en la prensa más o menos independiente que con todas estas medidas, relacionadas con el aumento de la tasa, las centrales eléctricas quieren cubrir su déficit (Iberdrola), es decir, otra sangría más para el sufrido ciudadano ibérico. Creíamos que el PP era un partido del progreso.
 
 
 

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