lunes, 10 de marzo de 2014

Atalaya: Moscú (Putin) enseña los dientes a Occidente



 
El conflicto en Ucrania estará manteniendo en vilo a Estados Unidos y Europa hasta que se aclare totalmente una situación tan poco estable que lo que se escribe o dice hoy, ya no es válido mañana.
Lo único que se puede hacer es repasar los hechos. Crimea desea aflojar sus vínculos, impuestos por el comunismo  soviético, con Rusia e ingresar en la Unión Europea. También la UE propuso a Moscú el ingreso en la Unión, por la gran extensión de territorio europeo de Rusia y por el peso que  obtendría la UE con la participación de los rusos en el proyecto  cooperación, en lo que podría convertirse en uno de los más poderosos ejércitos de Occidente. Pero Putin dice que “ni hablar”. Rusia tiene su propia  historia y poder.
Todos los sueños se vinieron abajo cuando hace unos días, Crimea pidió ayuda por la inminente amenaza de una invasión rusa. Todos creímos  ya al principio que Rusia quería anexionarse a Crimea un país de Europa Oriental, el segundo más grande del continente después de Rusia, Francia y España. Es muy grande su valor geoestratégico en el Mediterráneo oriental y tiene gran importancia por sus materias primas y sus fuentes energéticas  que aprovecha especialmente Europa Occidental, pero también EE UU, para los que, sin embargo, es esencial el aspecto militar. Pocos días antes de que se hiciera público el conflicto ucranio, EE UU instalaba en la base hispano-norteamericana de Rota uno de sus recientes escudos antimisiles.
Poco a poco se ha ido aclarando la situación. Rusia no quiere invadir a Ucrania, aunque lo haría si la minoritaria población rusa sufriese daños. Lo que Rusia ha hecho ha sido apoyar el deseo de la mayoría rusa de la Península de Crimea de independizarse de Ucrania y pertenecer a Rusia.  El nuevo gobierno de transición está sostenido por las tropas moscovitas  que invadieron  Crimea “para proteger a la mayoría rusa”. En Crimea vive, por lo demás, una considerable población tártara, que ya ha iniciado el éxodo ante las amenazas e incluso ataques de grupos racistas crimeanos pro rusos.
La situación sigue candente. En Ucrania se suceden los atentados, aunque también aquí están destacadas tropas y blindados rusos, considerados  como enemigos. En Crimea, el Ejército ruso es dueño de la península y  organiza un nuevo gobierno y parlamento favorables a la población rusa. Crimea quiere  la anexión a Rusia. El 16 de marzose celebrará un referéndum.
Todavía es muy pronto para aventurar conjeturas en una situación tan compleja y cambiante como la que reina en Ucrania. La UE delibera, así lo hace también EE UU. El presidente Obama y la ONU amenazan con sanciones, que según Putin podrían recaer sobre las cabezas de quienes las dicten. Putin ha llegado incluso a amenazar a Washington con arruinar a Estados  Unidos. Esperemos en estos momentos que la diplomacia y la sensatez de todos los países más o menos directamente involucrados, impidan una tercera guerra mundial en el escenario europeo. Putin ahora tiene la sartén por el mango. El problema es quién y cómo se la quita.
 
 
 

 
 

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