El conflicto en Ucrania estará manteniendo en vilo a
Estados Unidos y Europa hasta que se aclare totalmente una situación tan poco
estable que lo que se escribe o dice hoy, ya no es válido mañana.
Lo único que se puede hacer es repasar los hechos.
Crimea desea aflojar sus vínculos, impuestos por el comunismo soviético, con Rusia e ingresar en la Unión
Europea. También la UE propuso a Moscú el ingreso en la Unión, por la gran
extensión de territorio europeo de Rusia y por el peso que obtendría la UE con la participación de los
rusos en el proyecto cooperación, en lo
que podría convertirse en uno de los más poderosos ejércitos de Occidente. Pero
Putin dice que “ni hablar”. Rusia tiene su propia historia y poder.
Todos los sueños se vinieron abajo cuando hace unos
días, Crimea pidió ayuda por la inminente amenaza de una invasión rusa. Todos
creímos ya al principio que Rusia quería anexionarse a Crimea un país de Europa
Oriental, el segundo más grande del continente después de Rusia, Francia y
España. Es muy grande su valor geoestratégico en el Mediterráneo oriental y
tiene gran importancia por sus materias primas y sus fuentes energéticas que aprovecha especialmente Europa Occidental,
pero también EE UU, para los que, sin embargo, es esencial el aspecto militar.
Pocos días antes de que se hiciera público el conflicto ucranio, EE UU
instalaba en la base hispano-norteamericana de Rota uno de sus recientes
escudos antimisiles.
Poco a poco se ha ido aclarando la situación. Rusia no
quiere invadir a Ucrania, aunque lo haría si la minoritaria población rusa
sufriese daños. Lo que Rusia ha hecho ha sido apoyar el deseo de la mayoría
rusa de la Península de Crimea de independizarse de Ucrania y pertenecer a
Rusia. El nuevo gobierno de transición
está sostenido por las tropas moscovitas que invadieron
Crimea “para proteger a la mayoría rusa”. En Crimea vive, por lo demás,
una considerable población tártara, que ya ha iniciado el éxodo ante las
amenazas e incluso ataques de grupos racistas crimeanos pro rusos.
La situación sigue candente. En Ucrania se suceden los
atentados, aunque también aquí están destacadas tropas y blindados rusos,
considerados como enemigos. En Crimea,
el Ejército ruso es dueño de la península y
organiza un nuevo gobierno y parlamento favorables a la población rusa.
Crimea quiere la anexión a Rusia. El 16
de marzose celebrará un referéndum.
Todavía es muy pronto para aventurar conjeturas en una
situación tan compleja y cambiante como la que
reina en Ucrania. La UE delibera, así lo hace también EE UU. El presidente
Obama y la ONU amenazan con sanciones, que según Putin podrían recaer sobre las
cabezas de quienes las dicten. Putin ha llegado incluso a amenazar a Washington
con arruinar a Estados Unidos. Esperemos
en estos momentos que la diplomacia y la sensatez de todos los países más o
menos directamente involucrados, impidan una tercera guerra mundial en el
escenario europeo. Putin ahora tiene la sartén por el mango. El problema es
quién y cómo se la quita.
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