Este año nos ha tocado el Gordo a todos los españoles. Don Mariano Rajoy por fin vio realizado su sueño de ser el presidente del Gobierno. Si se porta como gobierno igual que lo hizo como oposición, estamos arreglados. El PSOE ya ha declarado que su oposición será seria, correcta y constructiva. No puede decirse lo mismo de la oposición practicada por Rajoy y sus muchachas, que incluso no dudaron en repetir que la política de Zapatero era entreguismo de nuestra soberanía (a la Unión Europea), con un deje que dejaba percibir algo así como “traición a la patria”. Ya veremos cómo lo hace don Mariano y su PP, inclinado hacia el capital y miembro del ultraconservador Partido Popular Europeo, al que, por cierto, también pertenece la democristiana Unión (CDU) de la canciller alemana Angela Merkel, que, considerándose el motor de Europa, es la que más bulla mete para los recortes, desoladores para las capas más bajas. No olvidemos que la crisis la están pagando más los no privilegiados que los ricachones, que hacen como si la cosa un fuese con ellos. El pueblo es ignorante en política y en economía, sólo así puede explicarse que hayan votado masivamente al partido de los ricos, en un ingenuo intento de expulsar al Diablo con Belzebub.
Como escribí, habrá que esperar cien días antes de iniciar la crítica a la gestión del gobierno Rajoy. Pero en cuanto a la izquierda tenemos material suficiente. Dejando aparte al PSOE y Zapatero, por desgracia frecuentemente criticados, tenemos otro punto flaco que son los sindicatos. UGT y CC OO no están, hoy por hoy, en condiciones de hacer frente a la derecha y al capitalismo. Los sindicatos se hacen fuertes con la cuotas de sus afiliados, pero si el número de éstos es escaso, el sindicato está a merced de las subvenciones del gobierno, que recibían del ejecutivo socialista: un error, porque los sindicatos tienen que ser auténticamente independientes. ¿Seguirá apoyando financieramente el PP a sus adversarios, UGT y CC OO? Los sindicatos españoles, además de afiliados (no de esos que sólo se apuntan a un sindicato cuando tiene problemas en el puesto de trabajo) necesita un capital propio, como lo poseen los poderosos sindicatos alemanes (DGB) desde el principio de su refundición, tras la II Guerra Mundial. Con fondos propios, derivados de los millones de afiliados, y de su patrimonio, la DGB puede hacer frente con fuertes huelgas a la también poderosa patronal. Me temo que las huelgas en España son pellizcos a los patronos que hacen a la postre más daño a los propios trabajadores que a la potente CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales). En caso de conflicto laboral ¿a quién prestará más su oído Rajoy, a los sindicatos o a los patronos? En el estado en que se encuentran las dos principales centrales sindicales españolas están en desventaja frente a la CEOE. Sería preciso que se pusieran de acuerdo todos los sindicatos europeos para configurar sindicatos adaptados a la nueva situación económica y formar un bloque compacto frente al capital.
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