Turismo: Banderas azules

En los tiempos que corren, cuando leemos algo positivo en la prensa, nos ponemos casi a dar palmas con las orejas.

Ese ha sido el caso con la noticia de que España ha batido este año un nuevo récord mundial al obtener 681 banderas azules en playas y puertos deportivos, 34 banderas más que en 2013, situándose así por delante de Grecia, Turquía, Francia y Portugal.

Cabe destacar que las Comunidades con más playas premiadas han sido Galicia (que pierde 4) y la Comunidad Valenciana (que gana 6). En cuanto a los puertos deportivos, los primeros lugares los ocupan Cataluña y Baleares. Todo esto quiere decir ni más ni menos que en una de cada cinco playas de nuestro litoral ondeará este año la bandera azul. Además, dado el número de banderas azules repartidas por todo el mundo (4.000 en total), una de cada seis banderas azules concedidas a nivel mundial  será mecida por el aire de nuestras costas.

Aunque todavía queda mucho por hacer en el campo medioambiental, estas distinciones son sin duda  motivo de alegría. Especialmente cuando, a pesar del mantra de la recuperación que oímos todos los días por boca de algún representante del Gobierno, cada vez son más las empresas que echan el cierre, es precisamente el turismo la boya que está salvando a nuestra Economía de la ruina total. Y no precisamente por mérito propio, sino debido a la inestable situación política de muchos países, que eran hasta hace poco nuestros competidores en ese sector. Ese y no otro ha sido el principal motivo que ha hecho, a la hora de pasar sus vacaciones,  que muchos viajeros se decanten por España.

Esperemos que este resultado tan satisfactorio suponga también una mejora general de todos los servicios, que en muchos lugares dejan bastante que desear. Después de los muchos errores cometidos, no nos vendría mal lavar nuestra imagen y revisar el trasnochado modelo actual de “turismo de sangría y paella”. Así podríamos atraer a nuestro país un público de calidad, de ese que deja dinero de verdad y no sólo las migajas que ahora nos aporta el turismo de masas.

 

Margarita Rey