viernes, 30 de mayo de 2014

Comentario de la semana: ¡Qué vienen los frikis!




Lo desconcertante no es que Podemos sea una panda de frikis sino la frikización de la política
 
Al final, después de tanto análisis sesudo, tanta estadística y tanta retórica, ha quedado una idea: ¡que vienen los frikis! Arriola, el gurú de la derecha, ha acuñado así el fenómeno Podemos; y su éxito ha sido inmediato.
 
Frikis, les llaman, porque su programa es una milonga. A lo del presidente, en cambio, que prometió bajar los impuestos antes de subirlos ¡treinta y dos veces! y que ‘nunca’ tocaría sanidad o educación... a eso se le llama ‘compromisos electorales’. Se ve la diferencia ¿no?
 
Esos frikis se contradicen sin proyecto claro. En cambio Rubalcaba el lunes anunció un congreso extraordinario; el martes dedazo; el miércoles, primarias de la militancia, el jueves claque susanista... A eso le dicen ‘es de sabios rectificar’.
 
También está lo de la coleta. En cambio las dirigentes populares de mantilla, con estética doña Carmen Polo, eso es ‘dignidad institucional’; o la pandilla de Zapatero posando cool para Vogue, ‘una imagen refrescante de la política’. Tiene sentido.
 
A veces, sí, dicen una bobada, ¡oh, son unos frikis! otra cosa es Magdalena, atornillada al cargazo, que dijo de la nevada desastrosa en Madrid que era ‘presiosa’; o la ‘relaxing cup’ de Ana Botella, capaz de irse a un spa en Portugal con su ciudad de luto por el Madrid Arena; o las miembras de Bibiana, o Aznar cantando el vino al volante, o el ‘every days bonsáis’ de ZP...
 
Los frikis no se desmarcan de conexiones sospechosas. Hay que ser serios, como el presidente que sólo mandaba SMS a su tesorero imputado –como todos los tesoreros de su partido– con cuentas en Suiza según costumbre: «ánimo Luis... hacemos lo que podemos».
 
Pero los frikis no son realistas. Hay que escuchar a la gente formal, como Juanma ‘Susano’ Moreno, que tras perder Andalucía por diez puntos ha mostrado su satisfacción por el trabajo hecho destacando el pésimo resultado socialista. No es un friki; es un hombre feliz.
 
A los frikis de hecho se les pilla por los gestos frikis. En cambio aquello de ‘la ceja’ con Zapatero debía ser ‘gestualidad posmoderna’; y lo de Cañete de campaña zampabollos o al volante de un tractor sería, claro, por no mostrar su superioridad intelectual a los frikis.
 
Sacar su nómina –novecientos euros de interino universitario– es un gesto friki, sin duda; no como los demás que prudentemente ocultan sus nóminas, como los 250.000 de Cospedal más las fullerías de su marido. Hay que ser discretos, sobre siendo consejeros de eléctricas, bancos o constructoras.
Lo desconcertante no es que Podemos sea una panda de frikis sino la frikización de la política. No les será fácil destacar. Aunque las corbatas confundan, el frikismo campa. Si lo sabrá Arriola, que lleva décadas casado con Celia Villalobos, siempre en el machito con el hueso del caldo o el chófer Manoooooooolo, y eso sí que es un Máster en Frikismo.
 
Fuente: Diario SUR (El Mirador)
Autor: Teodoro León Gross

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