Hay un motivo para un suspiro de alivio. La Unión Europea no será ultraderechista ni fascista. Cierto, en Francia, país esencial, junto a Alemania, de la UE, el “Frente Nacional”, de Marine Le Pen, ha experimentado con sus populistas ideas de corte nacionalsocialista (especialmente, su notoria xenofobia) un incremento de sus votos. Pero los observadores apuntan que se trata de un toque de atención al Partido Socialista Francés para que cambie su política, muy desfavorable a la clase trabajadora.
También en Gran Bretaña ganan los llamados “euroescépticos” del UKIP. Sin embargo, la extrema derecha holandesa no ha alcanzado su objetivo y estará representada por tres eurodiputados en lugar de cuatro como hasta ahora. Afortunadamente, todo apunta a que todos esos impresentables de la extrema derecha no podrán formar grupo propio al no haber obtenido el número necesario de votos. En general, aunque por poco, en Europa se impone el bloque PPE (Partido Popular Europeo), en el que están integrados los diversos Partidos Democristianos y Populares, como nuestro PP, de gran peso en la derecha y círculos ultraconservadores de la Unión europea. La pregunta es si, ante la superioridad númerica de todos los diputados de izquierdas o afines, conseguirán imponer como Presidente de la Eurocámara al conservador Jean-Claude Juncker, candidato de Angela Merkel.
En España, el ganador numérico de las elecciones ha sido el Partido Popular (16 escaños, 8 menos que en 2009) seguido a sólo dos puntos por otro derrotado, el PSOE, que también cae 9 escaños (ahora cuenta con 14). De esta debacle se beneficia Izquierda Plural que llevará 6 diputados a Bruselas. Pero, sin duda alguna, la gran sorpresa en estas europeas la constituye la entrada en el Parlamento Europeo de pequeños partidos como “Podemos” y “Ciudadanos”.
“Podemos” es una iniciativa radical de izquierdas, (nacida del movimiento 15-M, “Los Indignados”), compuesta por estudiantes, catedráticos, profesores y en general jóvenes universitarios (excepción hecha de algunos “yayoflautas” pertenecientes a la generación del 1968 que todavía no han perdido los ideales de entonces), que piden más democracia, más participación ciudadana y el fin del bipartidismo PP/PSOE. Lo asombroso es cómo va aumentando el número de sus simpatizantes. A su lado cabe situar la nueva formación política “Ciudadanos”, con un cartel de reivindicaciones muy sensatas que exigen el respeto a lo que desean los ciudadanos. Ciudadanos se dirige abiertamente a la clase media, empobrecida por las políticas de ajuste del PP, que se siente totalmente desamparada y olvidada por los dos grandes partidos.
Rosa Díez, con su UPyD, a la que podría considerarse ya como “establecimiento”, ha podido no sólo reafirmarse sino subir de uno a cuatro escaños. La izquierda la critica por haber abandonado en su día (al parecer por un “rebote”) las filas del PSOE, formación política a la que perteneció desde 1977 hasta 2007, así como por su notorio afán de popularidad.
A pesar del magro triunfo del PP, crecen las perspectivas de que Rajoy pueda también besar en las mejillas a Angela Merkel de la CDU (Unión Cristiano Demócrata), cuyos resultados tampoco han sido para tirar cohetes, pero menos malos que el varapalo electoral del PP. Según comenta la prensa alemana, la culpa del mediocre resultado de los partidos democristianos alemanes se debe, sin duda alguna, a la postura eurocrítica adoptada en la campaña electoral por el socio bávaro de Angela Merkel, la Unión Cristiano Social (CSU), capitaneada por Horst Seehofer. Al parecer, la Sra. Merkel está que bufa contra él.
Rajoy obtendrá el apoyo necesario de Alemania, en caso de gran apuro. El presidente del Gobierno español es uno de los pocos jefes de gobierno de la UE, que más implacablemente está aplicando los recortes exigidos por Bruselas a los menos favorecidos, mientras que trata con guantes de seda a los ricos (grandes empresarios). Pero, aunque los nuevos partidos, en especial “Podemos” y “Ciudadanos”, preocupen principalmente al PSOE, al que podrían arrancar no pocos votos, también el PP tendrá que afinar en el futuro mucho más su demagogia “progresista”.
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