En la tenebrosa situación en Ucrania parece asomar un rayo de esperanza después de la reunión en la cumbre, en Ginebra, de Estados Unidos, La Unión Europea, Rusia y la OTAN. Se acordó desarmar a los grupos descontrolados (una acción muy delicada). Sobre todo hay que regresar a la situación anterior, dotando al país de un gobierno fuerte. Los paramilitares prorrusos tendrán que devolver todos los territorios en el este de Ucrania, como Odesssa, de la que se habían apoderado los insurgentes. Los prorrusos tienen que volver a colocar en su sitio todos los símbolos de soberanía del gobierno ucraniano. También han de retirarse de todos los consejos y municipios ocupados y han de renunciar a la creación de un ejército propio. Cuando se restablezca el orden, habrán de rendir cuentas al gobierno legítimo los militares y policías que se pasaron a los sublevados. Por lo demás se concederá una amnistía a los ocupantes y demás separatistas que no tengan las manos manchadas de sangre.
¿Obedecerán los prorrusos o se levantarán cuando Moscú inicie la marcha atrás? Después del espíritu de moderación del encuentro en Ginebra (Putin está también en contacto telefónico con la canciller federal alemana, Angela Merkel) es lo que se espera, aunque la esperanza podría ser vana.
Hasta el momento no puede demonizarse a Putin, que no ha mostrado hasta ahora ser enemigo de Europa Occidental a la que tal vez necesite para estabilizar el territorio ruso y, sobre todo, desarmar a los rebeldes. Putin ha exhortado a las milicias rebeldes que respeten la vida de las minorías étnicas que viven en Ucrania y Crimea.
A la Unión Europea le importa, sobre todo, no perder un territorio que añadir a los ya existentes en la UE de Europa Oriental. Bruselas desearía que pertenezca un país, rico en materias primas y energéticas, al grandioso proyecto de una auténtica Unión o Federación Europea, lo cual es visto con escepticismo y con recelo en Estados Unidos.
La UE y la OTAN ya ofrecieron también a Rusia una asociación. Putin no lo aceptó. Sería un grave error creer que Putín tiene miedo y que Rusia no podrá hacer frente a Europa y a los Estados Unidos. En Washington se sabe la verdadera correlación de fuerzas y que Rusia sigue siendo un coloso atómico. El dirigente del Kremlin es sincero cuando dice que Rusia no puede mantener eternamente a la ruinosa economía de una Ucrania y una Crimea independientes, que pertenecieron al territorio ruso, como lo demuestra el hecho de la mayoría de rusos en Ucrania y en la península de Crimea.
¿Estará naciendo una cooperación de doble sentido entre Europa Occidental y Europa Oriental?
Entretanto, Rusia ha prometido a EE UU el desarme inmediato de las llamadas milicias en Ucrania. Otro problema para Moscú: los rebeldes prorrusos en Donetsk hacen caso omiso del acuerdo en Ginebra sobre desarme. La situación en el este de Ucrania sigue siendo amenazante. ¿Se distanciarán los rebeldes del presidente Putin? La pegunta que todos se formulan es: ¿Qué hará Putin en el caso de que los rebeldes en Ucrania no se rindan y entreguen las armas? Pero Washington no está muy convencido. El presidente Obama recela que Moscú vaya a cumplir con el acuerdo de Ginebra. Y Putin está seguro de que la UE no puede prescindir del gas ruso. El presidente ruso recuerda la dependencia energética de los europeos, sobre todo de Alemania. Añade que espera no tener que enviar tropas a Ucrania.
Hasta aquí todo lo que hemos podido recoger en este vendaval de noticias sobre Ucrania, que cambian de minuto en minuto.
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