lunes, 7 de abril de 2014

Atalaya: Los vascos




Una de las carencias que arrastramos los españoles, es decir los que habitamos en la mayor parte de la Península Ibérica, es el desconocimiento de  que vivimos en una nación poliétnica, polilingüística y policultural. No voy a esperar que se obligue a  los niños a aprender las lenguas oficiales de las autonomías. Pero no estaría demás enseñar a los escolares, que además de los castellanos, existen otros pueblos en España diferenciados unos de otros y unidos (no siempre) por el concepto de ”español”, siendo el idioma español lengua oficial de este país conocido en todo el mundo como España (Spain, en inglés, Espagne, en francés, Spanien, en alemán, Spagna, en italiano y Hispanía en griego).
 
Uno de los pueblos más desconocidos en la propia España es sin duda el vasco, cuya legendaria lengua, el euskera, es objeto de las más diversas hipótesis.. Para el filólogo finlandés Kalevi Wik  el euskera actual es el resto de un grupo de lenguas vascas que se hablaron en tiempos paleolíticos, y vio reducido su área por la expansión indoeuropea.
 
Otros lingüistas afirman que el euskera es el ibero, que se conservó gracias a que los vascos, desde su llegada a España, se atrincheraron en sus ariscas montañas, no permitiendo el paso a ninguno de sus invasores, salvo a los romanos, con quienes trabaron gran amistad e incluso concertaron alianzas. Los moros no pudieron poner su pie en esta parte de España, pero tampoco los francos de Carlomagno, según relata la “Canción de Roland”, favorito del emperador. Las huestes de Carlomagno, fueron aniquiladas, lo mismo que Roland, por los vascos, en el desfiladero de Roncesvalles.
 
El lingüista finlandés Wik dice que su tesis coincide con la distribución homogénea en el área atlántica del Haplogrupo RiB del cromosoma. El 6 de marzo “National Geografic” publicó  un estudio más complejo en el que se afirma que el patrón genético vasco, con sus peculiaridades locales es anterior a la llegada de la agricultura a la Península Ibérica unos 5.000 años antes de nuestra era. Investigaciones paleogenéticas (ADN mitrocondrial) indican que la población vasca tiene un perfil genético coincidente con la mayoría de los habitantes europeos y que se remonta a tiempos prehistóricos. Peter Foster supone que hace 20.000 años los humanos se refugiaron en Beringia y en  Iberia. Según el investigador, los pobladores de Iberia y del sur de Francia repoblaron hace 15.000 años parte de Escandinavia y el norte de África. Los modernos estudios con el ADN n o parecen confirmar otra tesis de que los vascos son oriundos del Cáucaso. Esta tesis es defendida por filólogos que creen haber hallado en el Cáucaso raíces lingüísticas comunes al euskera. René Herrera, de la Universidad de Florida afirma que se cree que los vascos son descendientes de los cromañones que, como los neardentales convivieron con el superior homo sapiens u  homo faber. Todos tuvieron que refugiarse durante la última glaciación.
 
El patriarca de la cultura vasca, José Miguel de Barandiarán defiende la tesis del origen neolítico del euskera analizando la fuente de palabras que provienen de tiempos prehistóricos. En cuanto al euskera, esta lengua fue desplazada por la expansión de las lenguas indoeduropeas y sólo se conservó en las escarpadas montañas de Euskadi. Es la única lengua preindoeuropea de Europa.
 
En la mitología vasca, Dios es Urcía y mari es la divinidad femenina. Basajaun es uno de los genios más importantes de la mitología vasca. Su compañera es Basandere. La mitología vasca nació en tiempos prehistóricos. Son numerosos los dioses y genios de la mitología de Euskadi. Los genios tenían encomendados los secretos de la agricultura, trabajo en hierro y otros menesteres. Los vascos también asumieron al dios germánico Wotan (Wuodan).
 
Con la rica variedad de razas, etnias que se remontan a la Prehistoria, antes de que existieran Francia, Inglaterra, Alemania e incluso Grecia y Roma, si todos aceptamos nuestra peculiaridad sin ánimo nacionalista, sin complejos de superioridad ni de inferioridad, podríamos ser  el vínculo imprescindible con nuestros lejanos antepasados, de los que, aunque ocupados con  el a veces estéril presente, todos los indoeuropeos, europeos) podemos aprender mucho: sobre todo, unión y convivencia: En España y en nuestro común continente, Europa.
 

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