Recapitulemos: Soldados y tanques rusos marchan a lo largo de la frontera Este ucraniana. Militares norteamericanos han declarado en el Pentágono que aviones rusos han violado el espacio sobre el Mar Báltico. Amenazas con sanciones no intranquilizan a Putin, porque las finanzas rusas son estables.
Y eso de desarmar a los prorrusos y que éstos devuelvan los territorios en el Este de Ucrania, va resultando ser una utopía. Este punto del desarme de los rebeldes con la cooperación de Rusia era uno de los motivos del optimismo en la cumbre de Ginebra. Los prorrusos rechazan de plano cualquier desarme. Al revés: cada vez están mejor armados. Desde el viernes las milicias prorrusas mantienen retenidos a siete inspectores militares occidentales (tres alemanes, un polaco, un danés, un sueco y un checo), cinco oficiales ucranianos y al chófer del autobús en que viajaban. Según los prorrusos, los inspectores fueron "detenidos" como sospechosos de espionaje en favor de la OTAN. Entretanto, uno de los alemanes ha sido puesto en libertad “por motivos médicos” y Rusia, por boca de su Ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, pide “medidas urgentes para rebajar la escalada de tensión en Ucrania”.
Volvemos pues a la bomba de relojería que amenaza la paz europea. De momento, Putin está jugando con Occidente como el gato con el ratón. Su as es Ucrania. Reglas de juego: ningunas.
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