martes, 22 de octubre de 2013

Atalaya: Venus



Venus era una importante diosa grecorromana. La deidad representaba al amor, a la belleza y la fertilidad. Recibe dos nombres: por la mañana es El Lucero del Alba y por la tarde el Lucero Vespertino. Todavía hoy, Venus ha conservado sus atributos Venus es el segundo planeta del sistema solar y el tercero en cuanto a tamaño.
 
Hace ya unos años, la NASA  intentó explorar a nuestro vecino (similar en muchos aspectos.). La sonda de la NAS duró unas dos horas antes de fundirse. Al no tener océanos, la temperatura del planeta es de 480 grados, demasiado calor aun para los más fogosos amantes.
 
Venus, a la que los poetas siguen cantando como diosa del amor y de la belleza –como lo hacían griegos y romanos- no es el lugar más apropiado para romanticismos. No sólo que es imposible soportar 480 grados de calor (cuando en le Tierra tenemos 41 ó 42 grados, los terrícolas ponemos el grito en el cielo o buscamos la piscina más cercana o la playa más asequible). Además del calor, Venus está cubierta de grandes volcanes, que escupen sin parar lava y ceniza. Además, en Venus, donde nunca puede llover (por eso no tiene océanos), rugen enormes huracanes, con  tremendas tormentas acompañadas de intensísimo aparato eléctrico, sin parar.
 
Las apariencias engañan. Pero en el caso de Venus dejémonos engañar por la belleza desde la Tierra del Lucero del Alba y el Lucero vespertino, que más de una pareja de enamorados habrán tomado (o toman) como referencia mirando al firmamento.
 
 
 

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