La superstición no es sólo religiosa. Existe otro tipo de superstición, que podríamos llamar "científica". En esta categoría cabe incluir la creencia de numerosas personas, entre ellas astrofísicos de la NASA, de que podría ser posible que en cualquier otro lugar del Universo exista vida inteligente. Habría primero que explicar qué se entiende aquí por inteligente. En la tierra no sólo los humanos son inteligentes. Existen otras inteligencias, que en el plano que ocupan en la Naturaleza, no pueden despreciarse, aunque simplifiquemos el asunto y hablemos de "instinto". Las hormigas pertenecen a los seres más inteligentes de nuestro planeta, al igual que las abejas, por sólo mencionar dos ejemplos extremos.
No puede descartarse que en otros mundos exista vida, aunque nunca podrá ser igual que la de los seres humanos, ni siquiera la de nuestros animales y plantas, todos ellos producto de la evolución no lineal durante unos cuatro mil millones de años. La vida surgió casual y causalmente por la incidencia del sol sobre los océanos. La famosa "protobacteria". Es muy improbable que la misma casualidad y causalidad se hubiese dado en otros planetas, donde, tal vez, también puede haber habido otra evolución durante millones y millones de años con otros resultados. Pero, y me baso en la opinión de otros astrofísicos, es infinitamente improbable que existan seres como el hombre en otros mundos. El "homo faber" es irrepetible. Lo absurdo de esta creencia se pone de manifiesto en las películas de ciencia-ficción, donde los alienígenas -como hace años, los famosos marcianos- tienen cuerpos tan deformes que sería imposible que pudiesen fabricar nada con esa estructura física. Han hecho falta más de 200 millones de años hasta que el hombre ha ido desarrollando sus órganos y sus miembros, así como su cerebro, hasta convertirse en el homo faber -el hombre creador.
La creencia en la existencia de vida inteligente en otros planetas es una superstición tan arraigada que incluso llega a la categoría de creencia religiosa. Son muchas las personas que creen a pie juntillas que existen los platillos volantes, a bordo de los cuales viajan los alienígenas. Donde esta superstición/superchería está más arraigada es en Estados Unidos; allí mucha gente afirma haber visto aterrizar un platillo volante y salir de él extraterrestres. La sociedad norteamericana es bastante histérica. Recordemos el pánico y el caos que causó Orson Welles a mediados del siglo pasado con su emisión radiofónica sobre la invasión de los marcianos. Otros, no sólo en EE UU, afirman haber sido secuestrados por alienígenas y otros, incluso, dicen haber conversado con ellos. Hay quien afirma en serio que en el Pentágono están los cuerpos de extraterrestres capturados y que la Casa Blanca no dice nada para no alarmar a ls población. Todo esto pertenece a lo que, dentro de la superstición, se denomina "leyendas urbanas".
Las señales de radio, tomadas al principio por la NASA como intento de otros seres de comunicarse con nosotros, han resultado tener origen en la tierra o son emitidas por otros astros, como las pulsares. El hombre jamás desvelará el secreto del Universo, por mucho que avance la investigación espacial. Todo son teorías o hipótesis, que no pueden ser contrastadas con la realidad. La interpretación de una fotografía del cosmos puede interpretarse mañana de otra manera. La ciencia sólo puede investigar nuestro sistema solar, en parte. Las distancias son demasiado grandes. La luna es una excepción relativa: comparada con los demás planetas la tenemos a la vuelta de la esquina. Y ¡hay que ver los preparativos que hacen falta para otra excusión a nuestro satélite! Imagínense ustedes cómo explorar un planeta que éste "sólo" a ocho años luz de la tierra. Quiere esto decir que para llegar a ese planeta estaríamos ocho años de camino viajando a la velocidad de la luz, que es de 300.000 m/s. Sería de nuevo ciencia-ficcción si especulásemos con que con el tiempo los científicos resolverán el problema. Jamás un objeto, como una nave espacial, podrá ser trasladado por el espacio a esa velocidad. Esto vale tanto para nosotros como para los "extraterrestres" con sus OVNIS (objetos volantes no identificados), que, hasta ahora, han tenido casi todos una explicación natural (reflejos de la luz, experimentos con nuevos aviones, globos meteorológicos o globos sonda e incluso cohetes espaciales).
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