En Alemania no se atan los perros con longanizas por mucho que la Sra. Merkel con sus ínfulas de superioridad nos refriegue por las narices a todos los países del sur nuestra catastrófica situación económica , que todos de sobra conocemos por sufrirla diariamente en nuestras carnes.
Así, no hace mucho leí en el prestigioso diario muniqués Süddeutsche Zeitung un artículo de Thomas Öchsner titulado „Senioren mit Minijobs“ (Jubilados con miniempleos), en el que informa de la mala situación de muchos pensionistas alemanes que se ven obligados a tener que trabajar con contratos a tiempo parcial de muy baja remuneración (los llamados minijobs) para mejorar sus escasos ingresos.
Este invento alemán que hizo su primera aparición en el año 2003, permite maquillar en las estádisticas la cifra de parados de larga duración. Son empleos en los que se trabaja un máximo de 15 horas a la semana por un salario raquítico que ronda los 400 euros y para los que no se requiere ninguna cualificación.
En Alemania son 6,8 millones las personas con este tipo de contratos basura, de las cuales, según recientes estadísticas, casi 800.000 son jubilados y 120.000 tienen más de 75 años. Las tareas desempeñadas por estos “yayos” son generalmente las de reponedores en supermercados, buzoneadores, limpiadores, etc., si bien algunos tienen la suerte de conseguir ocupaciones en sus antiguos oficios.
La ventaja de estos minitrabajos es que los empleados no necesitan pagar cargas sociales, es decir que reciben los 400 euros netos sin ningún tipo de descuento por impuestos o SS. Al empresario estos contratos le cuestan aproximadamente unos 120 euros en impuestos, seguros de enfermedad y pensiones, que tiene que asumir él solo obligatoriamente. Esto es lo que les hace parecer algo más atractivos a pesar del insignificante salario.
Los partidos de izquierdas llevan ya tiempo protestando contra esta tendencia. Consideran que la mayoría de las pensiones, en lugar de aumentar, han ido disminuyendo con el paso de los años, especialmente debido al incremento de la carestía de la vida desde la implantación del euro y a la consiguiente inflación. Por ello, cada vez hay más pensionistas que no pueden llegar a fin de mes y no ven otra salida de sus penurias que recurrir a esas tareas mal remuneradas para recomponer su maltrecha economía.
De lo cual se infiere que “no todo lo que reluce es oro”, ni tan siquiera en Alemania.
Margarita Rey
Así, no hace mucho leí en el prestigioso diario muniqués Süddeutsche Zeitung un artículo de Thomas Öchsner titulado „Senioren mit Minijobs“ (Jubilados con miniempleos), en el que informa de la mala situación de muchos pensionistas alemanes que se ven obligados a tener que trabajar con contratos a tiempo parcial de muy baja remuneración (los llamados minijobs) para mejorar sus escasos ingresos.
Este invento alemán que hizo su primera aparición en el año 2003, permite maquillar en las estádisticas la cifra de parados de larga duración. Son empleos en los que se trabaja un máximo de 15 horas a la semana por un salario raquítico que ronda los 400 euros y para los que no se requiere ninguna cualificación.
En Alemania son 6,8 millones las personas con este tipo de contratos basura, de las cuales, según recientes estadísticas, casi 800.000 son jubilados y 120.000 tienen más de 75 años. Las tareas desempeñadas por estos “yayos” son generalmente las de reponedores en supermercados, buzoneadores, limpiadores, etc., si bien algunos tienen la suerte de conseguir ocupaciones en sus antiguos oficios.
La ventaja de estos minitrabajos es que los empleados no necesitan pagar cargas sociales, es decir que reciben los 400 euros netos sin ningún tipo de descuento por impuestos o SS. Al empresario estos contratos le cuestan aproximadamente unos 120 euros en impuestos, seguros de enfermedad y pensiones, que tiene que asumir él solo obligatoriamente. Esto es lo que les hace parecer algo más atractivos a pesar del insignificante salario.
Los partidos de izquierdas llevan ya tiempo protestando contra esta tendencia. Consideran que la mayoría de las pensiones, en lugar de aumentar, han ido disminuyendo con el paso de los años, especialmente debido al incremento de la carestía de la vida desde la implantación del euro y a la consiguiente inflación. Por ello, cada vez hay más pensionistas que no pueden llegar a fin de mes y no ven otra salida de sus penurias que recurrir a esas tareas mal remuneradas para recomponer su maltrecha economía.
De lo cual se infiere que “no todo lo que reluce es oro”, ni tan siquiera en Alemania.
Margarita Rey
No es oro todo lo que reluce, Merkel nos engaña igual que engaña a sus jubilados a trabajar para sobrevivir con pensiones de mierd**
ResponderEliminarLos Minijobs pueden estar bien en ciertas situaciones como algo muy a corto plazo, pero no para sustentar una economia!
Efectivamente, querida María. Desgraciadamente, aquí en España ni subsistir se puede. Además, algunos patronos listillos utilizan los minijobs para abusar y hacerse con mano de obra barata que trabaja 8 horas por el precio de 3. ¡Y, a callar, porque en la calle hay millones de desesperados que no tienen ni eso!
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