Las declaraciones de Mariano Rajoy, descartando las nuevas subidas del IVA y del IRPF no ofrecen la menor duda: nos confirman la sospecha de que van a subir. Sería la primera vez que nuestro presidente no se ve en la desolada tesitura de incumplir las promesas que le llevaron al poder. Siempre que ha dicho que iba a hacer algo, se ha visto obligado a hacer lo contrario y la famosa herencia recibida da mucho juego, pero no tanto, ya que con las cosas de comer no se juega. La mayoría de los españoles consideran que Zapatero era bastante panoli y que Rajoy es algo embustero, pero la verdad es que los acontecimientos le dan la razón. Los políticos que menos prometen son los que menos engañan, pero no es fácil ganar unas elecciones sin hacer lo que los escaparates de los almacenes se llaman grandes ofertas. Prometer es gratis y eso que llamamos pueblo sigue siendo crédulo. La prueba es que siguen vendiéndose crecepelos en cuyo prospecto se aconseja suspender el tratamiento si el calvo radical que lo ha adquirido observa un excesivo aumento del cabello. O sea, si le cae por los ojos impidiéndole la visión.
La alarma ha cundido después de que Rajoy, tras reunirse en la Moncloa con el presidente de la República francesa, François Hollande, dijese que se acabaron las nuevas subidas después de empezar las nuevas. ¿Ustedes se lo creen? Yo tampoco. No se puede sacar dinero para todas las comunidades que lo pidan sin que salga de todos nosotros. El alza del precio de la gasolina le empieza a preocupar a los que no tienen coche oficial. ¿Qué puede hacer un presidente de derechas, legítimamente votado que está persuadido de que los ricos de verdad pueden evadir impuestos y llevarse la pasta al extranjero sin que les pase nada? Modestamente, creo que podía hacer una cosa: no descartar la subida de impuestos. Rajoy es un hombre de palabra, pero las suyas son siempre contradictorias. No es que no diga la verdad, es que cada vez que habla se desmiente.
Fuente: Diario de León
Autor: Manuel Alcántara
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