En los últimos tiempos, la televisión anuncia un aparatito electrónico, parecido a un móvil o una calculadora, que avisa a los conductores de la existencia de observatorios de televisión o de controles de la guardia civil de Tráfico. Así, el “conductor delincuente” puede eludir el merecido castigo bien bajando la velocidad o, en casos de conducir con más alcohol en sangre que el permitido, refugiándose en una gasolinera (pongamos por caso) o en cualquier otro escondite.
Las cámaras y los controles de la guardia civil no tienen por objetivo fastidiar a los conductores al imponerles sustanciales multas y retiradas del permiso de conducir. La intención de las autoridades es educar a los desaprensivos automovilistas que juegan, no sólo con su propia vida, sino con la de los demás, lo cual es todavía peor. Me extraña que, hasta ahora, el Fiscal no haya reparado en los mencionados anuncios interviniendo para su sanción y prohibición.
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