La policía española ha detenido a cinco personas en Ceuta, Melilla y Barcelona acusadas de haber ingresado en Al-Qaeda, para participar en la llamada “guerra santa”. A los detenidos, cuatro de ellos mujeres, Al Qaeda había prometido convertirlos en guerreros, que llevarían una vida de lujo.
Al Qaeda, con su Estado Islámico, quiere fagocitar a Occidente, barriendo primero los estados árabes no considerados lo suficientemente fieles al Islam, como Arabia Saudí (a pesar de los fondos para su financiación que reciben bajo cuerda de ese país), Egipto, Siria, Argelia o Marruecos. El monarca marroquí afirma estar emparentado por línea directa con el profeta Mahoma. El mayor sueño y por ello objetivo principal de los fanáticos islamistas es, según enseñan los imanes en las escuelas coránicas, recuperar Al-Andalus (parte de nuestra actual España), cima de la civilización árabe durante casi ocho siglos.
La alarma ante la implantación de un Estado islámico también ha llegado a la Unión Europea, mucho después que a Estados Unidos, la gran potencia occidental. Al Qaeda recibe también ayuda de Qatar y de Irán, la mayor potencia teocrática del mundo árabe. Su deseo es echar a los israelíes al mar. Israel cuenta con la ayuda de EEUU, la UE y la OTAN. Un preocupante escenario para una tercera guerra mundial.
En Alemania se manifestaron ayer millares de ciudadanos en distintas ciudades para protestar en contra del excesivo número de musulmanes (más de 4 millones) en el país.
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