Después de la reciente visita a Alemania de don Felipe y su esposa Letizia, que fue un éxito desde el punto de vista humano y protocolario, el Rey visitó la factoria SEAT en Martorell con motivo de la celebración oficial del 30 aniversario del SEAT Ibiza.
Con gran sorpresa de todos los presentes y en un ambiente muy distendido, don Felipe (cuyo primer coche fue precisamente un "Ibiza" que le regaló en su día la SEAT) quiso probar uno de los nuevos automóviles, el SEAT "León" Xperience con Artur Mas de copiloto y el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, en el asiento trasero.
El Rey pudo demostrar así al jefe del ejecutivo catalán (quien empujado por los separatistas radicales de ERC -Esquerra Repúblicana de Catalunya- parece como si llevase una cruzada particular de liberación de su patria del yugo “español”) que nadie amenaza a su país o “patria chica”. Felipe VI, sonriente y afable, aunque guardando las distancias, hablaba con naturalidad con el President, que sonreía de manera algo forzada, por una parte halagado por la manera tan campechana de dirigirse a él el Rey de todos los españoles, por otra parte preocupado por la reacción de Oriol Junqueras, jefe de ERC, que parece querer lanzar una “yjhada” contra el resto de los opresores españoles.
Con ese paseíto en coche, don Felipe ha hecho evidente que, con un poco de buena voluntad, se podría al menos intentar arreglar el enquistado problema catalán. El mayor obstáculo en el camino es ERC. Y que Artur Mas, de la conservadora CiU, ansioso de poder, necesite el apoyo de los izquierdosos republicanos, “catalans de la ceba” (catalanista acérrimo), muchos de ellos de origen "charnego".
Cataluña necesita a España, tanto como España necesita a Cataluña.
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