Cuando el juez decidió abrir juicio oral contra él, el acusado reaccionó aliviado: «Ya era hora después de tantos años teniendo que soportar mofas de gentuza». Sí, son palabras suyas, pero que yo hago mías. ¡Gentuza, que no sois más que gentuza! Porque mira que se han largado cosas de este señor. Hasta han dicho de él que era un delincuente. ¿Pero un delincuente no es aquél que comete un delito? ¿Y qué delito ha cometido este hombre? Ninguno, según acaba de fallar la justicia. Bueno, sí, uno, ha cometido un delito, el de fraude fiscal. ¿Y qué es eso? Nada, algo normal. Él mismo lo ha confesado: «Si a cualquiera le hubieran hecho las mismas inspecciones que a mí, seguro que le encuentran algo». Muy bien dicho, campeón. Así se habla. ¡Gentuza, que no sois más que gentuza!
A ver quién es el guapo que no ha sisado a Hacienda casi un millón de euros. Calderilla. Todo el mundo ha defraudado eso como mínimo. Y si alguien no lo ha hecho es porque no es nadie. ¡Gentuza, que no sois más que gentuza! Ahí está Berlusconi, otro caballero de la política. También lo han pillado por fraude fiscal. ¿Y qué? Porque se puede, claro que sí. Y, además, a don Silvio le han rebajado la condena, para que no vaya a la cárcel. No como a ti, que si te pillan birlando cuatro chavos, te vas a comer los mocos en chirona. ¡Gentuza, que no sois más que gentuza!
¿Te ha tocado la lotería tres veces o has construido un aeropuerto sin aviones? ¿Y qué pasa? Chitón, piltrafilla. Mejor te callas, porque tu no eres de fiar. Fijo que eres uno de esos que lo declara todo porque se ha creído que Hacienda somos todos. Miedo me das. ¡Gentuza, que no sois más que gentuza! Vais a hundir el país. ¿O por qué te crees que suben las exportaciones? Pues gracias a que hay gente que saca la pasta del país. Y si no hubieran encarcelado a Bárcenas, ya se habría acabado la crisis. Cosas que pasan. La justicia a veces falla.
Lo acusaron de cohecho, pero no han podido demostrarlo. Pues a lo cohecho, pecho. Y lo acusaron de tráfico de influencias, y tampoco han podido demostrar nada. Normal. A Al Capone también lo trincaron por fraude. Es normal, porque tampoco había hecho nada más. Y, venga, alegría. «Estoy muy satisfecho», ha afirmado este político ejemplar después de haber sido condenado a cuatro años de cárcel por fraude fiscal. Por fin, alguien que está contento de ser culpable. Ahora bien, ya ha anunciado que recurrirá. ¿Pasa algo? ¿Tampoco entiendes que recurra la sentencia si está tan satisfecho? Madre mía, qué inocente eres. ¡Gentuza, que no sois más que gentuza! Si recurre es precisamente porque está tan contento. Habrá pensado: ahora voy a reírme de otra instancia judicial. Y si lo declaran inocente, también estará contento. Porque, en el fondo, de lo que se trata es de que ni tú ni yo entendamos nada mientras él nos llama gentuza por no haber hecho ni siquiera un mísero fraude fiscal de casi un millón de eurillos.
Fuente: El Periódico
Autor: Jordi Évole
Autor: Jordi Évole
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