Querido lector, es imposible escribirte estas líneas sin que detectes que servidor sufre un relativamente patológico complejo de anfitrión. Eso implica sentirse también responsable y avergonzado del mundo que nos rodea.
Que sepas que nuestra generación hizo cuanto pudo para que la democracia llegase a este país. Ahora, años después, asistimos atónitos a su deterioro. Que sepas, eso sí, que nada de lo indignante deja de indignarnos ni deja de inquietarnos nada de lo inquietante. Lo que te parezca hoy inaceptable es muy probable que te lo siga pareciendo dentro de 20 o de 50 años.
Es inaceptable que los bancos pacten y manipulen los índices, distorsionando precios e intercambiando información en un atentado contra la libre competencia. ¿Víctimas? Los de abajo, los que pagan hipotecas. La multa que les han impuesto es sonrojante. Banksters y delincuentes insaciables en busca de la sobredosis de dinero ajeno. Yo no puedo escribir lo que pienso de ellos. Son palabras impublicables. En serio. Tú, lector, sí puedes: «.....................................................................................»
La designación de cargos de confianza y la imposición de criterios que contradicen el dictamen de los técnicos ha desatado una crisis histórica en Hacienda. Nunca en la historia de la Agencia Tributaria se habían producido dimisiones en cadena y denuncias de «injerencia política» por parte de inspectores y técnicos. Han cesado los equipos que investigaban la Gürtel. A los que se dedican a destituir a policías e inspectores de Hacienda para que dejen de investigar determinados casos de corrupción no puedo definirlos como desearía. Tú, lector, sí puedes: «.........................................................................................»
Cleptómana, cutre...
Más de 300 políticos, banqueros y sindicalistas españoles están imputados en presuntos casos de corrupción. Madrid, Valencia, Baleares, Catalunya, Andalucía... Todo bien repartido. Corrupción de alto nivel, de baja intensidad, cutre, usurera, cleptómana, ratera y mangante. Ya estoy harto del lenguaje políticamente correcto. Tú, lector, eres libre. Son presuntamente «..............................................................»
De nuevo la España invertebrada aflora con la conocida tensión territorial. La Generalitat quiere una consulta que el Gobierno considera ilegal. Deseo que ningún político catalán viva este conflicto con afán de protagonismo personal. No vaya a ser que estuviéramos sobre un volcán solo porque alguien estudiase para mártir de andar por casa. En el improbable caso de que ese alguien confundiese lo que es bueno para su carrera política o personal con lo que es bueno para el país, yo no tendría las palabras adecuadas. Tú, lector, quizá sí: «...............................................................................................»
Fuente: El Periódico
Autor: Javier Sardá
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