Por fin tuvo lugar el tradicional sorteo de Navidad. Muchos, la mayoría, nos hemos quedado con las manos vacías, pero con el consuelo de que los premios están muy repartidos y han ido a parar a indigentes, parados, clase media baja y media. Las palabras más oídas en los reportajes fueron: “por fin voy a dormir bajo un techo y en una cama”, “ahora sí puedo pagar la hipoteca”, “para tapar agujeros y cuidar de mi madre (padre) que es muy mayor. Pero el verdadero Gordo de la lotería se lo ha llevado Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda: 188 millones. Nunca tantos millones irán a parar a las mismas arcas: a las públicas. La nueva fiscalidad se estrenó ayer con el sorteo navideño. Hacienda recaudará el 20% del importe total de los premios a partir de 2.500 euros.
Anden con mucho ojo los ganadores: Según un estudio de la Asociación Europea de Asesoría y Planificación (EFPA), pasados cinco años el 75% de los ganadores tienen mucho menos dinero del que les tocó.
El Gobierno (PP) ha disuelto la unidad policial que investigó los casos de corrupción de Jaume Matas y Urdangarin. ¿Indicios de una pronta libertad del ex presidente balear y de un sobreseimiento del caso del yerno del Rey?
Alberto Ruiz Gallardón, el malabarista ministro de Justicia, deja un regalo a las mujeres españolas. La Conferencia Episcopal Española aporrea con fuerza la pandereta y toca entusiasmada la zambomba. Al frente de los obispos, el arzobispo de Madrid y jefe de la Conferencia Episcopal más reaccionaria de Europa, Rouco Varela, levanta los ojos al cielo para ver la satisfacción de Dios. Su clero lo ha conseguido con manifestaciones masivas (los más ingenuos los padres de familia católicos) y pancartas en las que se leía que la vigente ley del aborto (PSOE) propiciaba la destrucción de vida y el asesinato de un ser aún nonato. Según la prensa extranjera, España obedeciendo como siempre a la Iglesia católica había retrocedido al siglo XIX. Otros medios expresan la opinión de que, en realidad, España no es un Estado aconfesional. La Iglesia siempre se ha llevado el gato al agua. El peso de los números de católicos en España se debe a que los bebés son bautizados con el rito católico, pasando a ser un feligrés más. La verdad es otra: cada vez más católicos no son creyentes o no practican su religión. Las bodas por la Iglesia son sólo vistoso comienzo de un suntuoso (ahora menos) banquete para familiares y amigos.
Otra buena pieza para un Gobierno de casi ultraderecha es el ministro de Educación, Wert, que lanza para 2014 su nueva Ley de Educación, muy contestada por profesores y alumnos (estudiantes), en la que se trata a la religión como una catequesis, que puntúa en la nota final. De nuevo júbilo clerical. Pero la asignatura es optativa; sin embargo ya se encargarán los curas y sus jerarcas de que los alumnos elijan la única religión verdadera. También se oferta la religión luterana (o protestante) y el islam.
Con su habitual risita, Montoro primero anuncia que a partir de 2014 España se habrá recuperado, su economía echará a andar y el crecimiento subirá. Y luego le oímos decir que en 2014 todavía habrá unos recortes, de poca importancia. En el mismo sentido, pero más inexpresivo, lo dice también el presidente del Gobierno, Rajoy. Lo que no dice ninguno es que Bruselas aún no está satisfecha con los dolorosos recortes (por ejemplo, en la Seguridad Social, en vías de privatización, aunque lo nieguen) y que quiere que España se sitúe en el umbral de la pobreza (excepto los grandes empresarios). De nuevo suena en la lejanía la palabra "rescate".
Ya veremos. De todas formas les deseamos mucha salud, para soportar tanto peso.
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