Estábamos todos a la mesa, la familia al completo, terminando el
segundo plato, los niños ya con el postre. De fondo, el televisor encendido
pero sin sonido. Hasta que mi cuñado gritó: “que empieza, que empieza”.
Soltamos tenedores, dimos la vuelta a las sillas y subimos el volumen. “Callarse,
niños”, ordenó la abuela, aunque en realidad los niños estaban tan pendientes
del televisor como los adultos.
Nos tragamos entera la intervención del primer ministro rumano
sobre relaciones comerciales entre los dos países, y cuando llegó el turno de
las preguntas, nos miramos excitados, contuvimos la respiración y escuchamos.
“Qué jeta, no ha contestado lo de los SMS”, protestó mi cuñado, pero su mujer
le ordenó callar con un codazo. Una vez terminada la rueda de prensa, seguimos
comiendo, el pescado ya frío, las cervezas tibias.
¿Qué cachondeo es este? ¿Qué pasa en un país donde millones de
personas dejan lo que estén haciendo por ver una rueda de prensa del presidente
con su homólogo rumano o polaco, o un desayuno informativo al que asiste, por
si acaso desliza un comentario inesperado? ¿Cómo es posible dedicar portadas,
editoriales y tertulias monotemáticas mañana, tarde y noche a un mismo asunto
durante dos semanas?
¿Y qué pasará el día que por fin vaya Rajoy al Congreso?
¿Tendremos imágenes de avenidas desiertas y datos de consumo de agua y luz en
los hogares, como en las finales futbolísticas? ¿Es que como este año no hay
Mundial sustituimos el espectáculo por las no-explicaciones de Rajoy?
Llevamos semanas convencidos de que Rajoy está acorralado, y qué
va. En realidad es él quien nos tiene acorralados, en el sentido literal:
metidos en el corral. Mientras nos reímos de él y pensamos que es bobo de
remate, el tipo listo está jugando con nosotros, haciéndonos bailar al ritmo de
sus palmas, distraídos con sus silencios, huidas, nombres impronunciables y el
misterio de si va, no va, cuándo, dónde, cómo. Que sí, que sí, que el PP está
tocado y casi hundido, lo que quieran. Ya veremos quién ríe el último.
Porque de toda la excitación de estos días, ¿qué va a salir?
¿Vamos a creer que la democracia está salvada porque el presidente vaya al
Congreso a dar explicaciones? ¿Y qué explicaciones podemos esperar? Ya se las
adelanto yo, por si no quieren perderse un día de piscina para verlo:
respuestas automáticas preparadas desde casa, esta pregunta no la contesto
porque no me apetece, el beneficio del último turno, lo negaré todo, qué bien
va la economía, y tú más, anda que los ERE, y si hay que mentir otra vez, se
miente. Y hala, ya no nos podemos ir de vacaciones con la conciencia
democrática tranquila, no hace falta moción de censura ni manifestaciones
pidiendo la dimisión, que el presidente ya ha dado explicaciones en la sede de
la soberanía nacional, chimpón.
Yo que los estrategas de Rajoy proponía cuanto antes una nueva
edición de aquel exitoso “Tengo una pregunta para usted”. Una semanal, incluso
una diaria. Sin amaños, que vaya la gente y pregunte lo que quiera, con toda
libertad, que ya se ocupará Rajoy de torearlos y cansarlos. Así levantamos la
audiencia de TVE, y de paso nos dan un poco de espectáculo, que sin fútbol se
hace muy largo el verano, y Rajoy siempre da para unos chistes y unos cuantos
tuits. Chiiiiisssss, callarse, niños, que va a hablar el
presidente.
Fuente: eldiario.es – Zona crítica
Autor: Isaac Rosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario