Los servicios informativos de las diversas cadenas de televisión informaban el domingo sobre un nuevo caso de “balconing” protagonizado, una vez más, por un joven británico. El hombre, de 21 años de edad, había saltado a la piscina en estado de embriaguez desde el cuarto piso de un hotel en Magaluf (Mallorca). Su hazaña le valió ser ingresado en el hospital con politraumatismos graves.
La noticia cobró para mí especial actualidad porque justo este mismo fin de semana acababa de ver en La Sexta la repetición del programa “España barata”, de la serie “Equipo de investigación”, en el que se analizaba el “turismo de borrachera” y que fue emitido por primera vez para despedir la temporada el pasado 6 de julio ( http://www.lasexta.com/programas/equipo-investigacion/noticias/precio-turismo-low-cost_2013070500206.html ).
Como señala el Economista.es en su edición de ayer tarde, también el escritor Arturo Pérez- Reverte se hizo eco en su twitt dominical de ese fenómeno. “Llevamos años adaptando la oferta turística para que 7.000 ingleses puedan potar a gusto”, “Vente a España, tío marrano: sol, cerveza y chusma” o “La marca España, que diría, babeando de orgullo patrio, el ministro Margallo” son algunas de las frases que A.P.R. dedica a esa controvertida manera de fogar de los guiris, por la que Pérez-Reverte, como tantos otras personas entre las que yo me incluyo, siente una especial animadversión, por no decir asco.
Y eso precisamente, asco y repugnancia, fue lo que sentí en el curso del reportaje de La Sexta. Al final, después de oír en el informe televisivo las manifestaciones tan negativas de comerciantes y vecinos sobre esos “vacacionistas” de alcohol y sexo, una acaba por preguntarse de qué nos sirve ese turismo a precio de saldo que lo único que deja tras de sí son mugre y destrozos y ahuyenta a ese público más selecto que él sí deja beneficios.
Margarita Rey
No hay comentarios:
Publicar un comentario