martes, 18 de diciembre de 2012

Tema de hoy: La verdad y la democracia




Uno de los derechos que garantiza la democracia es el de la libre formación de opinión, que nos permite acercarnos a la verdad. Escribo “acercarnos” porque sólo en el mundo platónico de las ideas puras existe la verdad absoluta.

En la política no todo es verdad ni no todo es mentira. Por muy democráticos que sean los partidos políticos, la verdad en ellos suele estar viciada por la propaganda. De ahí la importancia que tiene la existencia de la pluralidad de medios de comunicación, que puedan informar sin censura.

La verdad tiene muchas facetas, muchos matices. No conviene leer sólo los periódicos o utilizar únicamente los medios audiovisuales que nos sean afines. También en las publicaciones de nuestros adversarios políticos pueden existir los granitos de verdad que completen nuestra imagen del mundo político en el que vivimos. Pensar políticamente no es sólo discutir con nuestros oponentes las tesis de nuestra posición política, sino dialogar serenamente, concediendo a los otros sus puntos de vista verídicos. En la democracia no hay lugar ni para el fanatismo ni el oscurantismo. Un buen demócrata ni comulga con ruedas de molino ni intenta obligar a los demás a hacerlo, en cuyo caso estaríamos hablando de un totalitario o un autoritario, pero jamás de un demócrata.

Desgraciadamente, la praxis política suele ser distinta. Pocos dirigentes políticos respetan la pluralidad de información y tratan, por todos los medios, mixtificarla a su favor con la complicidad de empresarios, directores y periodistas, que sutilmente convierten la verdad en mentira. Pero, lo hemos vivido y lo seguimos viviendo en este mundo tan mendaz, la mentira es el peor enemigo de la libertad y de la democracia.


 

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