lunes, 19 de noviembre de 2012

Tema de hoy: Un bastón para el Rey


Aunque republicano de toda la vida (mi padre también lo era), he de reconocer que en este periodo de la vida política española necesitamos al rey Juan Carlos. Por mucho que nos queramos engañar, estamos en una transición avanzada, pero todavía oscurecida por la larga sombra de Franco. Cierto es que el Ejército ya es minoritariamente franquista y que no cabe esperar razonablemente ningún peligro de las fuerzas armadas españolas, que han dejado de ser un poder fáctico. La que ha conservado su poder, nada despreciable, es la Iglesia nacionalcatólica española, liderada por el arzobispo Rouco Valera, que aspira al monopolio sobre toda la sociedad, semejante a una teocracia islámica. La llegada de los socialistas al poder no hizo mella en la fortaleza eclesiástica. Al revés, forzado por las difíciles circunstancias de aquellos primeros años de transición, González se vio obligado a firmar un acuerdo con el Vaticano, que ratificaba, entre otras cosas, el predominio católico en España, sustanciales subvenciones al Vaticano y a la Iglesia, así como la exención de pagar el impuesto por el ingente patrimonio de una institución, que se viene enriqueciendo desde los Reyes Católicos. Se comprende que la Iglesia de Rouco Varela esté más cerca del PP que del PSOE. Del PP espera más prebendas y beneficios, en unos tiempos en que el buitre de la ruina surca los cielos españoles.

En estos momentos, más que nunca, los ojos de los españoles conscientes se dirigen hacia la Corona, hacia el Rey. Y no es un mensaje de tranquilidad lo que nos llega desde la Zarzuela. Ya al principio de la transición, los dirigentes políticos pidieron al Rey mucha cautela en el ejercicio de su deporte favorito, el peligroso ski. En el curso de su reinado, don Juan Carlos ha sufrido diversas peripecias, que, por fortuna, transcurrieron benignamente. Ahora, tercera operación de la cadera del Rey desde su accidente en Botswuana. Desde entonces, vemos a un monarca un tanto “maltrecho”, al que andar le cuesta visiblemente trabajo. El Rey ya no es un jovenzuelo y tendría que aceptar este hecho en bien de España. Actos, como presidir en posición de firmes, el desfile del Día de las Fuerzas Armadas (12 de Octubre) deberían ser evitados. También sentado, el Rey sigue siendo el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, y se ahorraría el semblante de claro dolor, tan poco favorable para toda la nación. Para su seguridad y comodidad, Juan Carlos debería usar un bastón, un elegante complemento a sus trajes. Un bastón para el Rey y para la tranquilidad de los demócratas españoles de las más diferentes ideologías, que piensan que aún falta un buen trecho para una República en España y que esperan que el príncipe Felipe (por primera vez presente en una Cumbre Iberoamericana, en Cádiz), sepa continuar y afianzar la labor de su padre. Este hecho no ha escapado a los observadores de España. ¿Rumores de sucesión?


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