La estúpida ignoracia de los obtusos nazis tuvo como consecuencia el holocausto y el asesinato de centenares de millares de otras personas en los campos de concentración nazis. Los "científicos de la raza" nazis (como Julius von Streicher), que se inspiraron para sus teorías de la "raza superior" en las tristes sandeces de Chamberlain y Gobineau, se apropiaron del término "ario" para designar al germano puro, que sería, según ellos, el "Übermensch" ("Superhombre"), el perteneciente a la raza llamada a dominar todo el mundo. Dicho sea de paso, pese al fascismo de Franco, los racistas alemanes reservaban a los españoles el papel de agricultores: serían el granero de la Gran Alemania (III Reich).
Las investigaciones modernas han tirado al desván de los trastos inservibles el concepto de "raza" gracias a los avances de la genética (los españoles tenemos muchos genes en común con los argelinos, tal vez debido a la procedencia de los iberos). Según las modernas investigaciones, en Europa nunca hubo un pueblo ario. Se conoce lejanamente que en Persia hubo una comunidad llamada "aria", que significaba "intocable". Historiadores como Rosa Sala Rose, autora de un libro sobre la simbología nazi, apuntan que los propios Hitler, Himmler, Göring y Goebbels eran conscientes de que ellos mismos no eran arios y que tampoco el pueblo alemán era ario. Había que reconstruir a la raza germánica (tomada por los nazis como la raza aria). Para ello idearon un monstruoso laboratorio de creación de arios: el llamado Lebensborn, donde se hacía mantener relaciones sexuales, con vistas a la procreación de arios, a parejas que ni siquiera se conocían entre sí: hombres y mujeres rubios, con los ojos azules, altos, de constitución atlética. Una vez realizado el coito, las parejas se separaban y, en la mayoría de los casos, no volvían a verse, según las tajantes órdenes recibidas por los directores del experimento. Como era de suponer, el proyecto fue un fracaso. Nacieron niños con el cabello castaño o negro, ojos negros y de mediana estatura. ¡La genética! En contra de lo que se creía, el pueblo alemán es uno de los más mestizos de Europa. Los que pagaron las consecuencias, después de la guerra, fueron las pobres criaturas procreadas en "Lebensborn", que tuvieron que esconder el oprobio de sus orígenes.
En cuanto a lo germánico. Los nazis hablaban con orgullo de que los alemanes eran "indogermánicos", es decir, germanos que llegaron al norte de Alemania desde la India, como casta pura. Los científicos nazis se empeñaron en reconstruir el "indogermánico" a partir del sánscrito. Jamás lograron un sustancial progreso, aunque hay que reconocer que hallaron algunas raíces comunes. Pero la lingüística ha demostrado que nunca existió una lengua indogermánica, que lo que sí existió fue la lengua indoeuropea, familia lingüística a la que pertenecen el griego, el latín (y sus lenguas románicas, entre ellas, el español), el alemán y el inglés. Ni las lenguas eslavas ni las semitas son indoeuropeas. Al hablar de indoeuropeo no se debe creer en una nueva pureza lingüística. Las lenguas indoeuropeas (por ejemplo, el español) están desde hace muchos siglos mezcladas con otras lenguas ajenas a lo indoeuropeo, que se ha quedado como un concepto puramente lingüístico-científico.
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