Ahora que se acercan las Navidades no está de más recordar una noticia, con foto, que apareció el año pasado en toda la prensa y según la cual el papa Ratzinger había ordenado que se suprimiera del Nacimiento de El Vaticano el pesebre, el buey, los pastorcillos y los Reyes Magos, así como el castillo de Herodes, dado que, efectivamente, Jesús no había nacido en un pesebre en las afueras de Belén, sino en la casa de sus padres José el Carpintero y María, de profesión sus labores, en Nazareth. Cae así una patraña más de las urdidas a lo largo de los siglos por los cristianos. ¿Qué van a hacer ahora los católicos que aman los belenes? Lo más seguro es que continuarán con el nacimiento de la leyenda, que es más bonito. Por lo demás, no hubo nunca una masacre de los "santos inocentes": El cruel Herodes murió varios años antes de nacer Jesús. Por lo tanto, la familia de Jesús no tuvo que huir de Nazareth.
El Jesús que muy probablemente existió en Judea es, en cualquier caso muy diferente del Jesús de los Evangelios. Según historiadores judíos, anotaciones en el talmud o crónica local de los hebreos recogen que una joven judía casada, llamada María, fue violada en el campo por un legionario romano (algunas fuentes judías dan como nombre del violador a un tal Camberra). Cuando acudió a su casa, su marido, José el Carpintero, la repudió. Pero José tenía muy buen corazón y, poco después fue a buscar a su esposa y la condujo a casa. La joven había quedado embarazada. Pusieron al niño que nació el nombre de Jesús. Jesús, que tuvo dos hermanos y una hermana, quería ser predicador. En aquellos tiempos, por Judea pululaban los profetas, los predicadores y los curanderos (de enfermedades psicosomáticas; no se recoge en ningún sitio que ninguno de estos curanderos hubiesen restituido una pierna a un cojo o un brazo a un manco).
Jesús tuvo que ser un hombre muy discreto. Sobre su muerte hay muchas especulaciones, habiéndose impuesto la de que fue traicionado a los romanos por los propios judios por ser constantemente criticados por el predicador en su forma de vivir y su falta de fe. Pero Jesús no dejo nunca de ser judío. No puede probarse que quisiera fundar una nueva religión. La frase supuestamente dicha a Pedro de que sobre "esta piedra" edificaría su iglesia, es considerada una falsificación por la mayoría de los investigadores. Paulus está considerado como el fundador real del cristianismo. Sea dicho de paso que Paulus nunca se encontró con Jesús.
Algo llama la atención de todos los investigadores. ¿Cómo es posible que alguien a quien llamaban el mesías, que se consideraba hijo de Dios, que hacía asombrosos milagros (ya en otras civilizaciones existieron esos milagros, especialmente por parte de los sumos sacerdotes y magos egipcios), que fue ejecutado y al tercer día resucitó y que, ante una ingente mltitud, ascendió a los cielos, no fuera mencionado en ninguna crónica? Había en Judea excelentes cronistas judíos y romanos. La mención a Jesús por el cronista hebreo Josefo ha resultado ser una falsificación, lo mismo que la palabra Crestos, añadida a una crónica de Tácito. El auténtico Jesús debió de ser una persona muy pequeñita y modesta. Tal vez ahí, y no en las fantasías y ficciones de los Evangelios, resida la auténtica grandeza de Jesús de Nazareth.
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