domingo, 18 de octubre de 2009

Anotaciones marginales

Nunca discutas con un necio. Te volverás tú tan necio como él. No hay nada más absurdo y estúpido que un "ateo militante" tratando de convertir a un creyente. Aborrezco por sectarias las asociaciones de ateos. El camino correcto hacia el ateísmo es el uso de la inteligencia, que elimina aquel lugar del cerebro, dondé se almacenan los miedos infantiles, las a veces absurdas órdenes o prohibiciones de los padres, las amenazas con "que viene el Coco" (hay adultos que aún temen al Coco, sea en forma de demonio o de cualquier otra figura terrorífica de ficción como Drácula), que aún creen en las a menudo falsas enseñanzas de los mayores (en la mayoría de los casos en el terreno religioso) o en las patrañas inyectadas en los inmaduros cerebros por los clerigos de todas las religiones, y las supersticiones. En la mayoría de los seres humanos ese lugar del cerebro no ha sido eliminado, todavía sigue activo, así se comprende que grandes pensadores, escritores, poetas o inteligentísimos intelectuales sigan creyendo en sus respectivas religiones y, sin son críticos, sus críticas solamente se refieran a aspectos superficiales, no a la esencia de la cuestión. No cito a los teólogos por constituir un caso aparte. Opinaba J. L. Borges que la teología es ciencia-ficción.

Por lo demás, me asalta siempre la sospecha de que los que menos creen son los altos jerarcas religiosos. Si el paraíso prometido por Mahoma es tan bello, con sus huríes, que empuja a jóvenes musulmanes fanáticos a inmolarse en acciones terroristas contra los infieles, ¿por qué no se inmolan sus jefes? ¿Por qué tienen tanto miedo a la muerte los jerarcas cristianos (católicos), si al final de esta vida, según predican, nos espera la vida eterna en la "Gloria"? ¿Por qué no está deseando morirse el papa Ratzinger, para ver por fin a su dios? Se vive tan bien en El Vaticano... ¿No decía la Iglesia española que estaba salvando almas cuando Franco masacraba a millares de republicanos después de la criminal guerra civil, apoyada por los clerigos españoles? ¿De dónde, entonces, el empeño de la Iglesia española en convertir en santos a los sacedotes y monjas asesinados por exaltados republicanos durante la guerra. Eso de salvar almas matando: ¿no salvaban también almas los "rojos"? Y puestos a hablar de mártires: ¿no fueron también mártires los millares de obreros, de sindicalistas, comunistas, socialistas, librepensadores, maestros de escuela, alcaldes...asesinados por Franco y sus esbirros, apoyados por la Iglesia, que cunducía al criminal de guerra bajo palio? Este slogan de "salvar almas con la muerte" también se oía con la Inquisición, que, dicho sea de paso, fue más cruenta en Francia que en España. Recuérdese la aniquilación de los templarios o el exterminio de los cátaros.

Pero también los primeros cristianos fueron tan fanáticos como los musulmanes. Destruyeron brutalmente la religión grecorromana, asesinando a sus seguidores, ayudados por los bárbaros de Alarico, a las órdenes del emperador Teodosio. También es inolvidable su arrasamieto de Alejandría y la destrucción parcial de la famosa biblioteca. La mujer más sabia de aquellos tiempos, Hipatia, fue descuartizada, atada a cuatro caballos. Todos estos desmanes fueron ordenados por un obispo cristiano, Cirilo. A aquellos "cristianos" se les conocía en el mundo pagano como "los hombres de negro".

En la Roma aún no dominada por el cristianismo, los emperadores se asombraban de aquellas "hordas" agresivas, enemigas del Imperio y de la religión romana, que buscaban el martirio en el circo con cánticos en los labios. ¿Se habría sacrificado el visionario judío elitista Paulo, cuyas visiones se debían a que padecía epilepsia? Pedro, nombrado primer obispo de Roma por Paulo, fue ejecutado en contra de su voluntad, como peligroso enemigo de los fundamentos del Imperio. Después llegó Constantino y...la historia es conocida. Sólo que Constantino jamás fue cristiano. Era seguidor de la deidad persa y griega, Mitra.

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¿Se puede ser socialista y cristiano? En mi opinión, sí, si el socialista se atieme al mensaje evangélico, fruto de muchas siglos de civilizaciones, y prescinde de lo añadido, de lo fantástico y de la ficción. El Padrenuestro y el Sermón de la Montaña, que pueden ser también piedras angulares del socialismo, son dos oraciones egipcias del culto de Isis, Osiris y Horus, que datan tres mil años antes de la era cristiana. Se da la circunstancia de que según consta en investigadores de dicho culto (que también llegó a Roma y del que los primeros cristianos tomaron algunos elementos, como oraciones, el culto a Isis, después reconvertida en la representación de la virgern María con el niño en el regazo -así podía verse a Isis en una catacumba-) el Sermón de la Montaña fue pronunciado por el dios-hombre Horus (hijo de Isis y de Osiris) en un lugar llamado El Monte de los Olivos, tres mil años antes de la era cristiana,

Retomando la pregunta: por el contrario, a mi parecer, un auténtico socialista no puede ser católico. El catolicismo, al igual que las demás religiones, ha desarrollado con el tiempo unas creencias, unos ritos y una parafernalia, que repugnan al sentido común que cabe esperar de un socialista auténtico.

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