viernes, 28 de noviembre de 2014

Pincelada: ¿Dimisión o empujón?





El miércoles, la desafortunada Ministra de Justicia Ana Mato puso a disposición su cargo, para no jorobarle al Presi el esperado debate en el Congreso sobre la corrupción: Propósito que no consiguió del todo porque su sombra estuvo planeando sobre el acto parlamentario, marcado por los reproches y por los inevitables “y tú más”.

Pero volvamos a Ana Mato, a quien el juez Ruz no imputa en su auto, pero sí que la considera como  “partícipe a título lucrativo” de los delitos en el caso Gürtel que  su exesposo y exalcalde de Pozuelo, Jesús Sepúlveda, supuestamente cometió. Ante esto, a Ana Mato no le quedó otra que “dimitir”. Era obvio que su jefe, Mariano Rajoy, después de conocer los últimos sondeos de intención de voto, no podía permitir bajo ningún concepto que su presencia en el hemiciclo enturbiase todavía más su ya a priori controvertida comparecencia para proponer sus maravillosas recetas contra la corrupción en nuestro país. Lo más chusco del caso es que, en diciembre de 2009, fue precisamente Ana Mato quien presentó a la prensa el  "Código de Buenas Prácticas" del PP, que ya ven el éxito que ha tenido hasta el día de hoy.
 
La ex ministra ha sido desde muy joven una de esas militantes modelos del PP. Venida de Alianza Popular, primero fue adlátere de Aznar (como ese otro paladín de José Mari, Miguel Ángel Rodríguez), con quien tenía –y seguramente todavía tiene– grandes afinidades políticas desde su etapa de presidente de la Junta de Castilla y León. Más tarde, a pesar de ese currículum, se convirtió en fiel colaboradora y compañera de viaje del nuevo jefe del PP Mariano Rajoy en su camino hacia La Moncloa. Algo que le valió el premio (o la desgracia) de ser nombrada Ministra de Sanidad tras la apabullante victoria de Rajoy por mayoría absoluta el 21 de noviembre de 2011.
 
Desde el minuto uno de su nombramiento, muchos dudaban de su cualificación y se preguntaban cuáles -aparte de su lealtad- habían sido los méritos de Ana Mato para llegar a ser Ministra de Sanidad, cuando lo suyo hasta entonces había sido la coordinación y la asesoría. Tampoco es que sus estudios (politología y sociología) la predestinasen precisamente para ese cargo. Pero ya se sabe que los políticos casi nunca suelen ser especialistas en algo. Generalmente, lo mismo sirven para un roto que para un descosido y es habitual que los más veteranos hayan rotado por diversos ministerios en el curso de su carrera.

Ana Mato ha sido una ministra mediocre. Su paso por el Ministerio de Sanidad ha dejado muy mal sabor de boca. Siempre será recordada por sus polémicos recortes en la Sanidad Pública, ordenados desde arriba, que le ha tocado defender a capa y espada ante sus incontables detractores, dentro y fuera del Congreso. Tampoco se olvidarán esas numerosas “perlas”, con las que usualmente “amenizaba” sus discursos, pobres en ingenio y oratoria.
 
Sin embargo, no ha sido precisamente su desafortunada gestión (cuyo colofón ha sido la descoordinación en el reciente caso del ébola) lo que le ha costado el puesto, sino los como mínimo 732.640,37 euros de origen ilícito que, según el juez Ruz, recibió entre 1999 y mayo del año 2005 su ex marido, Jesús Sepúlveda, implicado en la trama Gürtel. A eso hay que unir los numerosos regalos (viajes, coches de alquiler, vehículos de alta gama, como un “Jaguar” y un Range Rover) y un largo etcétera, de los que disfrutó la familia Sepúlveda-Mato, según A.M. en desconocimiento de su oscuro origen. Cierto, Ana Mato se separó  oficialmente de Sepúlveda en el año 2000. No obstante, la ex ministra mantuvo su sociedad de bienes gananciales con él hasta el año 2005. En otras palabras: a pesar de estar separada de su esposo, Ana Mato siguió siendo durante todo ese tiempo beneficiaria de los ingresos de su marido.

Por eso, el juez Ruz, en las conclusiones de su último auto sobre el “caso Gürtel”, considera probado que Ana Mato fue "partícipe a título lucrativo" de la trama de corrupción, de la que "habría disfrutado o se habría beneficiado, sola o en compañía de otros miembros de la unidad familiar".
 
A Rajoy no le gusta echar a sus ministros por muy mala que haya sido su gestión. Él prefiere, como con Gallardón, callar y esperar hasta el final a que ellos mismos se vayan. Pero este caso ha sido distinto porque la Justicia le ha tomado la delantera (muchos en el PP quieren ver a una mano negra detrás del momento elegido por el juez Ruz para sacar su auto) y Rajoy, con un debate sobre la corrupción ante portas, no se podía permitir el escandalazo de tener a Ana Mato sentada en el banco azul mientras se discutían sus propuestas sobre tan controvertido tema. Así,  para librarse del mal trago, el Presidente ha tenido que “dar un empujoncito” a Ana Mato, que se resistía a presentar su dimisión. Pero no ha podido evitar que, precisamente ese caso, fuese uno de los principales protagonistas del debate. Ante la lluvia de alusiones a la(s) causa(s) de la "renuncia" de la ex ministra, Rajoy, la vicepresidenta y algunos altos cargos del PP la defendieron con tal vehemencia que Pedro Sánchez preguntó irónicamente cuando le tocó el turno de subir al estrado: “Me dejan ustedes preocupado. ¿Ha dimitido Ana Mato por problemas de salud?”.

Entretanto, Ana Mato, que nos ha regalado frases inolvidables en el curso de su mandato, se ha convertido en “trending topic” en las redes sociales. También los medios de información han publicado algunos de sus numerosos “patinazos”. Los mejores pueden leerlos clicando los siguientes enlaces:
 
http://cadenaser.com/ser/2014/11/26/politica/1417039383_998822.HTML

http://www.huffingtonpost.es/2014/11/26/frases-mato_n_6227672.HTML

http://www.diarioinformacion.com/nacional/2014/11/27/perlas-ana-mato-frente-sanidad/1572261.HTML

Como ministra puede que haya sido una “pepa”. Pero, después de haber repasado las recopilaciones de sus innumerables meteduras de pata, he llegado a la conclusión de que la señora Mato quizás se haya equivocado de carrera y su verdadera vocación sea otra. Oyendo sus “ingeniosas” frases, casi me atrevería a proponerle un cambio de profesión, augurándole un gran futuro como humorista en el “Club de la comedia”. Lo malo (y triste) del caso es que esas palabras, que han quedado para siempre registradas en las hemerotecas, las pronunció Ana Mato cuando era la principal responsable del Departamento de Sanidad de nuestro país. ¡Y luego nos extrañamos del meteórico ascenso de “Podemos”!

Margarita Rey

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