miércoles, 12 de noviembre de 2014

Atalaya: El marrón de Artur Mas




El “molt honorable president de la Generalitat”, Artur Mas ya habrá perdido entretanto su sonrisa de satisfacción por el resultado de la “consulta popular” que puede calificarse de tomadura de pelo grave y desobediencia a los tribunales, que como el TC (Tribunal Constitucional), ratificado por el TS (Tribunal Supremo), habían suspendido la “consulta independentista”.

Mas tiene ahora sobre las espaldas querellas de la Fiscalía y  de  la Audiencia por los delitos de desobediencia, prevaricación y abuso del poder  (el presidente catalán dispuso a su antojo de locales públicos, como escuelas y colegios, para colocar las urnas). También podría añadirse la división de la sociedad y falsos datos sobre los resultados, casi dos millones según Mas, que deja sin derecho a la existencia a  4,2 millones de catalanes empadronados que no participaron en la costosa “consulta”. Los radicales aliados del “muy honorable” presidente, ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) están que bufan por lo que consideran una concesión de Mas al “enemigo”, Madrid, al cambiar el nombre de lo que ellos consideraban como referéndum. Por otra parte, la derecha y sectores de la izquierda consideran lo sucedido el 9-Noviembre como “golpe de Estado” fallido.

En  el montaje de Mas había muchas cosas encubiertas y que pueden ser calificadas como subversivas, como es el separatismo. La Unión Europea, UE, se apresuró a advertir al gobierno catalán que Bruselas no acepta a estados surgidos por el separatismo. El caso de Croacia fue distinto. España no es los Balcanes.

En todo el guirigay independentista no se percibía una voz muy esperada: la de Rajoy como presidente del Gobierno español. Cuanto más hablaba Artur Mas más callaba el gallego Rajoy, como lo hacía su paisano Franco, que ganaba “batallas” a la chita callando. Tres días después, Mariano Rajoy venía a repetir lo dicho por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santa María. El Ejecutivo nunca permitirá una secesión. Para el Gobierno,  la votación fue un fracaso, pues sólo respondió uno de cada tres ciudadanos. Además, como no había control suficiente, hubo quien votó hasta 3 veces.

Mas pasó por alto a los 4 millones y pico de ciudadanos de Cataluña que no participaron en la pantomima y se quedaron en sus casas porque tienen otros planteamientos y no piensan separarse de España, que  es igualmente la patria común  de los catalanes.  También puede decirse que Rajoy ha tenido su parte de marrón por su cauto silencio. Mañana el presidente parte con destino a Australia, señal inequívoca de normalidad en España.
                                                                                                                 
 

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