miércoles, 26 de febrero de 2014

Pincelada: La guitarra se viste de luto



Era un chaval de 16 años cuando le vi actuar por primera vez en el escenario del Deutsches Theater de Múnich. Formaba parte de un grupo de afamados artistas del momento (Marifé de Triana, Los 3 de Castilla, El ballet de María Rosa, etc.) que recorrían Alemania por iniciativa del Instituto Español de Emigración, muy aficionado a organizar espectáculos musicales, muchos de ellos de muy baja calidad, para distraer a los “pobrecitos emigrantes” y comprar así sus simpatías.

 Ya por aquel entonces Paco de Lucía apuntaba maneras y conseguía levantar al público de sus asientos con ese particular rasgueo que arrancaba sonidos insospechados a su guitarra y que no tardaría en catapultarle a la fama.

De hecho, fueron los representantes alemanes Fritz Rau y Horst Lippman quienes, después de presenciar una de sus actuaciones, decidieron incluirle, con tan sólo 17 años ,en un singular y novedoso proyecto, el “Festival Flamenco Gitano”, en el que participaban primeras figuras del flamenco como El Farruco, Juan Moya, El Lebrijano y el genial Camarón. Con ese grupo, el joven Paco se recorrió Europa de norte a sur y comenzó a escalar día a día los peldaños de la escalera que le condujo, quemando etapas, al estrellato. Desde entonces, la carrera de Francisco Sánchez Gómez, “Paco el de la Lucía”, como le llamaban desde niño en el barrio algecireño que le vio nacer (cuya abreviación “Paco de Lucía” se convertiría más tarde en su nombre artístico), fue imparable y el éxito le acompañó de continuo, a lo largo de los años, hasta esta pasada madrugada, cuando un artero infarto se lo llevó para siempre mientras jugaba con su nieto en una playa de Cancún, su lugar de residencia desde hace muchos años. Paco de Lucía tenía 66 años.
 
 
Pocos guitarristas españoles, exceptuando los maestros dedicados a la guitarra clásica como Joaquín Rodrigo, Andrés Segovia, Narciso Yepes o Los Romero, por nombrar tan sólo a unos cuantos, lograron cautivar al público internacional como Paco de Lucía. Su búsqueda de nuevos caminos le llevó a la música fusión. Con Camarón formó en los años 70, una mítica pareja, mayormente en el estudio de grabación. El resultado se puede oír en 10 discos, entre los que cabe destacar los excepcionales “Fuente y Caudal” o  “El duende flamenco”.
 
Otro hito en su carrera lo marcó su colaboración con Al Di Meola y John Maclaughlin. Con estos dos emblemáticos guitarristas de jazz del post rock-and roll, formó un trío de ases que culminó en la grabación, en 1980, desde el Warfield Theatre de San Francisco, del memorable disco “Friday Night in San Francisco”, un clásico que no debería faltar en ninguna colección de vinilos (o de CD’s) de cierta categoría. Aunque de Lucía siempre intentó anteponer el sentimiento a la técnica, en este particular trabajo (para mi gusto, el mejor de toda su carrera) su dominio de la guitarra es de una excelencia palpable.
 
Paco de Lucía era un hombre comprometido con sus amigos y con sus ideas políticas (era comunista desde su juventud). Ni el éxito en los escenarios ni los innumerables galardones que jalonaron su carrera (entre ellos el Príncipe de Asturias) consiguieron cambiarle. Según los que le conocieron de cerca, era un hombre bueno, humilde y sencillo, siempre dispuesto a escuchar y a ayudar a sus paisanos. Por eso, su muerte ha conmocionado a su entorno y a todos los vecinos de su Algeciras natal. Allí, desde esta mañana, las banderas de los edificios oficiales ondean a media asta. Además, el consistorio ha colocado una mesa con un libro de condolencias para que los ciudadanos plasmen su sentir por el deceso y ha decretado tres días de luto oficial. Sus restos mortales llegarán probablemente a Algeciras mañana en el curso del día.
 
Querido Paco, los que admiramos tu arte y virtuosismo te echaremos mucho de menos. Pero parafraseando un famosísimo clásico del cine, “siempre nos quedará tu música”.
Margarita Rey

Ver también:
http://www.rpp.com.pe/2013-09-18-paco-de-lucia-protagoniza-documental-dirigido-por-su-hijo-noticia_632257.html



 
 

 

 
 

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