miércoles, 19 de febrero de 2014

Atalaya: La Infanta



Durante semanas, los medios nos han estado bombardeando con la cuestión de si sería imputada la Infanta doña Cristina en el caso de su esposo Urdangarin en su declaración ante el juez instructor Castro. Pese a la oposición del fiscal, que, según los medios, parecía más del lado de la defensa que de la acusación, el juez impuso su criterio y realizó su interrogatorio a una Infanta imputada. La Infanta, por su parte, hizo uso de su derecho a no contestar (también podía legalmente no haber hecho ninguna declaración o, como le aconsejaron sus abogados,  no contestar a preguntas cuya respuesta fuese perjudicial para ella). La Infanta optó por el “no”. Su declaración semejaba a la fórmula en las encuestas de “no sabe”, “no responde”. Dijo que había firmado los documentos sin leerlos por su amor, y confianza en su marido.
El ser imputada es, sin duda, un revés para la Corona, pero no tiene por qué poner  en peligro una institución, a cuyo frente está el Rey don Juan Carlos. En los medios surge la pregunta de cuándo abdicará el Monarca, cediendo el trono a su sucesor don Felipe, Príncipe de Asturias. A mi parecer, el Rey, (con la prudencia que desde la instauración de la democracia en España desempeña su cargo de Jefe del Estado), sabrá elegir el momento más propicio en interés del país.
 
Hay círculos de derechas y de izquierdas que no ocultan su impaciencia por que termine la monarquía, en la ilusión de que en España se proclame la república. Esta es una cuestión que depende del tiempo, y de la gestión de Felipe VI,  por quien una mayoría de los españoles siente simpatía y está convencida de que está lo suficientemente preparado para  conducir a la España democrática por el buen camino.
Leí una frase de Juan Carlos en una rueda de prensa en la que el Monarca decía, más en serio que en broma para el que tenga fino oído, que él es republicano. Quien siga su trayectoria desde la transición, no podrá tomarse la frase como una broma. España es en la práctica  una “monarquía republicana” o “una república monárquica”. No somos una excepción en Europa. En los países nórdicos como Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega o Suecia existe este modelo de monarquía. Suecia, por ejemplo, un país monárquico, tiene en la praxis mucho de república. Es uno de los países más democráticos de Europa, tal vez, con la mejor red social del continente.  Los ingleses son un caso aparte. Nadie puede dudar de la democracia británica, pero el inglés, tan apegado a la tradición, se inclina por la Corona, algo más que representativa, pero que no obstaculiza las libertades.
 
 
 

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