Para el mejor
funcionamiento de una democracia participativa, que se inventa cada día, no
resulta lo más indicado el bipartidismo. La existencia de dos macropartidos,
que se alternan en el poder, aplasta a los pequeños partidos o microformaciones
políticas, que también representan a núcleos de ciudadanos que no se sienten
tenidos en cuenta por los dos grandes partidos. En España no existe un partido
bisagra, con el que deba contar el partido en el poder. El modelo alemán con el
SPD en el centro-iquierda y los democristianos (CDU/CSU) en el centro-derecha,
era un buen ejemplo, con los demoliberales (FDP), que han solido formar
coalición con los conservadores. Pero con el paulatino deslizamiento del FDP
hacia posiciones neoliberales (neoconservadoras), que incluso supera la lógica
relación de los democristianos con el capital, se ha perdido la función de
bisagra del FDP, que actualmente adelanta por la derecha a la actual gran
coalición de democristianos y socialdemócratas. En el espectro político alemán
actual existe un partido de izquierdas, parecido a IU (Izquierda Unida), Nueva
Izquierda, formado por disidentes del SPD y antiguos comunistas de la extinta
República Democrática Alemana.
En el Congreso español
es la coalición Izquierda Plural con once diputados, siete de los cuales pertenecen a IU, el grupo que representa a aquellos más afines al PCE. Su portavoz es Cayo Lara, pero justo es
decir que el solitario diputado Llamazares (quien, por cierto acaba de presentar a los medios su nueva formación política Izquierda Abierta que concurrirá a las Elecciones Europeas) el que suele poner los puntos sobre las “íes”
en sus intervenciones.
En nuestro país han
surgido entretanto pequeños partidos que aspiran a la escala nacional, pero que
van adquiriendo peso político, como UPyD (Unión, Progreso y Democracia),
presidido por Rosa Díaz al que han emigrado votantes socialistas descontentos. Otro
nuevo partido, VOX pide la supresión de los parlamentos autonómicos. Sus
afiliados y votantes proceden de simpatizantes y afiliados del PP, para quienes
el Partido Popular no es lo suficientemente de derechas. Existe también “Ciudadanos-Partido de la
Ciudadanía” (sucesor del grupo "Ciutadans per Catalunya"), centrista (con algunas posturas de izquierdas y otras de derechas), que aboga por una mayor participación del hombre de la calle en
las decisiones políticas y tiene sus raíces en las manifestaciones masivas
ciudadanas contra la política (de recortes) del PP. Su lema es el título del
libro “Juntos podemos” del catalán, antinacionalista, Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. Rivera lideró la lista en las últimas elecciones a la presidencia de la Generalitat (2012) consiguiendo 9 escaños y triplicando así el resultado de 2010 cuando Ciutadans, con él como cabeza de lista, se presentó por primera vez a las elecciones al Parlamento catalán.
Como decía el líder
socialdemócrata alemán Willy Brandt: “Hay que osar más democracia.” El ejemplo han de darlos los dos partidos
mayoritarios españoles: PP y PSOE, ahondando más en la democracia interna y formando jóvenes líderes, que vivan en el
presente y no, como el PP veterano, en nostalgias del pasado.
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