No cabe duda de la supremacía en general de las cadenas públicas, “La Uno”, “La Dos” y “24h”, elogiadas internacionalmente por la calidad de sus programas y, en especial, de sus informativos. Durante el gobierno del PSOE, un jurado de “TV News Award 2010” situó a TD2 (informativos de “La Dos”) entre los mejores del mundo, sólo superado por la TF1 francesa. Cierto es que ha habido algunos matices de personal y de programación con el gobierno del PP, pero aun así, las públicas españolas continúan en vanguardia.
De las privadas, personalmente prefiero a La Sexta, en especial sus debates dirigidos y equilibrados por buenos profesionales. “Más vale tarde” está dirigido por la buena periodista Mamen Mendizábal y “Al rojo vivo”, presentado por el excelente profesional Antonio García Ferreras. En ambos debates se analiza desde variados puntos de vista el acontecer nacional (e internacional) y se transmite una información imparcial sobre temas considerados candentes o tabúes. Los contertulios son disciplinados y no suelen interrumpirse unos a otros, hablando todos a la vez, en un guirigay que no puede entenderse nada, como pasa con otros debates, en los que el presentador es “desbordado”.
Lo que más suele molestar al telespectador es la publicidad, que irrumpe en debates o en películas. Es comprensible que las televisiones necesiten la publicidad como fuente de financiación. Sin publicidad no hay programas. Pero hay la posibilidad del zapping, por lo que algunos canales hacen ahora coincidir sus tiempos de anuncios.
Existe un gremio que vela por el juego limpio y el buen gusto en la publicidad. Ahora son menos las mujeres ligeras de ropa que ornaban, por ejemplo, los anuncios de automóviles. Pero la mujer (y el sexo) sigue siendo un factor muy importante en la publicidad de perfumes, de cremas antiarrugas o de lociones para el cabello. Una cosa que me llama la atención es que la mayoría de estas mujeres sean rubias y tengan los ojos azules. ¿Es que no son atractivas las morenas de ojos negros? En los anuncios de electrodomésticos siguen predominando las amas de casa –eso sí, atractivas), pero también van apareciendo esposos que manejan el lavavajillas o la ”superaspiradora mágica”. A veces, cuando adquirimos alguno de esos “estupendos” aparatos constatamos diferencias entre lo televisado y la realidad.
Otro de los cometidos del gremio mencionado es vigilar la veracidad de lo publicitado. Los anuncios que más me molestan son aquellos que se basan en la superstición, a la caza del ingenuo. Si de mí dependiera suprimiría todo lo relacionado con horóscopos, así como los anuncios de videntes, pitonisas y pitonisos.
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