A menudo, los sábados, en lugar de ver alguna de esas tertulias que se repiten, en las que los participantes se interrumpen a voz en grito, me decanto por el programa de La 2, “La noche temática”, un espacio inteligente a la vez que informativo.
Ayer, el programa rendía homenaje a Stan Laurel y Oliver Hardy, más conocidos como “El Gordo y el Flaco”. El motivo: el 50 aniversario del fallecimiento de Stan Laurel (“el Flaco”).
Recuerdo que, siendo yo muy pequeña, mi madre, gran admiradora de esos dos grandes actores cómicos, me solía llevar a algún cine donde se proyectaban películas de la pareja. Eran cines de barrio en donde se reponían películas antiguas. No hay que olvidar que ese par de comicazos se retiraron del mundo del cine mucho antes de nacer yo. A mí, personalmente, por mucho que algunos intelectuales se horroricen al leerlo, siempre me gustaron más que el personaje de Charlot. Puede ser que la ingenuidad y el optimismo que rezuman y que traspasan la pantalla me llevase a hacerles un hueco en mi corazoncito, primero de nena del "Eixample dreta" barcelonés y, luego, de joven terceraedadista.
Arthur Stanley Jefferson (Stan, "el Flaco") nació en Ulverston, Reino Unido, en 1890. El estadounidense Oliver Norvell Hardy Jr. (Oliver, "el Gordo") lo hizo 1892 en Harlem. Stan y Olli debutaron en los años 20 en el cine mudo y fueron de los pocos actores que consiguieron sobrevivir el paso al cine sonoro, alcanzando su mayor popularidad en los años 30 y principios de los 40 del pasado siglo. Durante su carrera interpretaron más de cien películas, veintisiete de ellas largometrajes.
Ese gran éxito hizo que entrasen todavía en activo en los anales de la historia de la cinematografía como la pareja cómica más famosa del séptimo arte, un título que han conservado hasta hoy tantos años después de su muerte.
Por cierto, fue en Alemania, país donde la pareja tiene un nutrido grupo de fans que se agrupan en numerosos clubs, donde volví a reencontrarme con sus películas. Sin ir más lejos, mi vecino de adosado, Rüdiger, dibujante y diseñador técnico, tenía su despacho repleto de fotos de “Stan y Olli” y una enorme colección de vídeos de sus películas.
Precisamente, ese documental con imágenes inéditas titulado “El Gordo y el Flaco, sintonía perfecta” (en alemán: “Laurel und Hardy: Die komische Liebesgeschichte von 'Dick & Doof” = Laurel y Hardy, la cómica historia de amor del Gordo y el Bobo, como se conoce allí al dúo), que precedió ayer al filme “Locos del aire”, fue producido por la segunda cadena de la televisión pública alemana, la ZDF. Desgraciadamente, por motivos de programación –ya que hacía de telonera de la película “Locos del aire” –, la versión que se emitió ayer de 55 minutos era mucho más corta que la original de 92 minutos, rodada y estrenada en 2011 en Alemania.
En cuanto al largometraje "Locos del aire" (1939), dirigida por Edward A. Sutherland, con el que se completó “La Noche Temática”, la sinopsis del argumento que se puede leer en “A la carta” dice así:
“Stan y Ollie se hospedan en un hotel. A la hora de cenar son atendidos por una chica que cautivará a Ollie. Rápidamente se pone en marcha para conquistarla, pero al poco tiempo, Ollie sufre un desengaño cuando descubre que la chica está casada con un soldado. Decepcionado, pretende suicidarse con la ayuda de su amigo Stan, pero aparece un oficial de la legión extranjera que los anima a alistarse asegurándoles que en pocos días olvidarán lo sucedido. Una vez allí, las aventuras se sucederán con cómicos resultados cuando intentan huir ya que la legión no era como ellos esperaban”.
La verdad es que la comedia slapstick es francamente deliciosa, me hizo pasar un rato superagradable y olvidar por unos pocos momentos lo desagradable que se está poniendo el panorama político en nuestro país.
Si no han tenido ocasión de verla, pueden hacerlo, si les apetece, clicando el enlace y les auguro que pasarán un buen rato.
Margarita Rey
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