Poco podemos decir de Podemos porque aún no podemos estudiar un programa coherente, sólo retazos de intenciones que escuchan con esperanza las masas de desposeídos, de pobres, de trabajadores con “contratos basura” y de “los sin techo”, es decir de las familias que son desahuciadas por no poder pagar sus hipotecas. Las entidades bancarias se benefician de este desafuero revendiendo esas viviendas: un negocio de buitres. Los desahuciados o tienen que dormir en la calle o, si tienen suerte, refugiarse en casa de un familiar. Hay demasiados sin techo en un país como España, cuyo gobierno gusta de considerarse como una de las naciones motoras de la Unión Europea.
Para los partidos establecidos es desconcertante e inquietante el auge de un grupúsculo hasta convertirse en un partido que desplaza a un tercer lugar al PSOE, manteniéndose en primer lugar un PP sin mayoría absoluta. Tal vez, invocando el bien de España PP y PSOE decidan -si les alcanzan los votos- concertar una poco popular "Gran Coalición" que, al ser considerada aquí antinatural, se haría en forma de acuerdos de gobernabilidad.
Los electores españoles vienen demostrando que votan más con las vísceras que con la cabeza. La victoria de Rajoy no fue tanto debida al talento político del antiguo alumno de Aznar como por venganza contra un mediocre presidente de Gobierno, Zapatero, de poca visión política, que no percibió o quiso percibir la crisis que se cernía sobre la UE y, por tanto, también sobre España. Una crisis que coincidió con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, la “gran catástrofe del ladrillo”.
A los periodistas y analistas políticos les han llamado desde un principio la atención las simpatías de Podemos por países como Venezuela, Bolivia y Cuba, contactos si no desmentidos, por lo menos silenciados, y que se ven respaldados por asuntos tan turbios como el llamado “caso Monedero” que viene ocupando a los medios de comunicación desde hace semanas.
Ayer, el diario ABC abría portada con una noticia sorprendente: la amenaza del Gobierno de Venezuela a España de expropiar a las principales empresas españolas si no cesan los “ataques” de los medios de comunicación españoles contra Podemos (ver “Revista de Prensa”). Hoy ABC amplía dicha información dando el nombre de las empresas que podrían ser víctimas de tal atropello: Telefónica, Repsol, BBVA, Mapfre, Iberia, Air Europa y Meliá.
No sé qué pensarán ustedes sobre este intento de chantaje del gobierno venezolano, pero valdría la pena que tomásemos nota de esta clara e insólita intromisión de un gobierno extranjero, una casi dictadura, para influir en los próximos comicios de un país libre y democrático como España.
Quizá haya llegado el momento para que no sólo el PP y el PSOE, sino todo el espectro de partidos verdaderamente democráticos de nuestro país, realicen esta vez una campaña que sirva también de contribución a la cultura política de los votantes.
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