El 15 de septiembre les comentábamos la negativa de Rouco Varela a abandonar el Palacio Episcopal y ceder sus apartamentos al actual obispo auxiliar de Madrid, Carlos Osoro, su sucesor en el cargo.
Ahora, según hemos podido leer en la prensa, parece que Rouco Varela ha recapacitado y que dentro de unas semanas trasladará su residencia a otra vivienda, también propiedad del obispado.
Pero no se crean que el pobrecito va a irse a vivir al portal de Belén. Su futuro domicilio es un precioso ático situado en una zona privilegiada de Madrid. A pocos pasos de la Catedral de la Almudena, en la calle Bailén, el “pisito” tiene nada más y nada menos que 400 metros cuadrados de planta y consta de 7 habitaciones. Lo que no impedirá que se siga quejando amargamente a quien le quiera escuchar de lo injusto que ha sido el Papa Francisco con él, que tanto ha hecho por la Iglesia en España.
Con esa falta de humildad que le caracteriza, Rouco cree haberse hecho merecedor por todos los méritos acumulados a lo largo de su carrera de un trato de favor por parte del Vaticano. Unos méritos que posiblemente hubiesen sido premiados si Benedicto XVI ocupase todavía el sillón Pontificio.
Pero la sencillez de las sandalias del Pescador que viste el actual Papa está en total oposición a la política practicada por Rouco Varela en su época al frente del Arzobispado de Madrid y como Presidente de la CEE. Dos décadas en las que Rouco ha ejercido un poder absoluto, omnímodo y rodeado de polémica en la Iglesia española que, entre otras cosas, debido a su autoritaria y reaccionaria forma de entenderla, ha ido perdiendo cada día más adeptos.
Margarita Rey
Fuente: Infovaticana
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