Cuando publiquemos estas líneas no se conocerá todavía el resultado final de las elecciones presidenciales en Uruguay, después de que su Presidente José Mújica no se presentase a reelección. Unos comicios que se presentan muy reñidos entre los dos principales candidatos, Tabaré Vázquez, del Frente Amplio (FA), el partido al que pertenece Mujica, y Luís Lacalle Pou, líder del Partido Nacional (PN), también conocido como Partido Blanco, cuyas expectativas de voto rondan el 40%, un par de puntos menos que Tabaré Vázquez. Todo indica que la escasa diferencia de votos hará necesaria una segunda vuelta.
Se preguntarán seguramente qué motivo me lleva a mencionar el sufragio en Uruguay, un país sudamericano tan pequeño, cuando, también ayer, nada más y nada menos que 142,8 millones de votantes estaban llamados a elegir en segunda vuelta al o la presidente de Brasil. Es una cuestión de simpatía, contra la que nada puedo hacer. Y esa simpatía tiene mucho, muchísimo que ver con el presidente saliente, José (“Pepe”) Mujica, a quien profundamente admiro. Considero a Mujica un hombre bueno y un político honesto y consecuente, que siempre ha sido fiel, contra viento y marea, a sus principios.
No se si recordarán que el pasado 21 de mayo les comentaba el estupendo cara a cara de Jordi Évole y Mujica en “Salvados”, otro excelente trabajo de este gran periodista que no deja de sorprendernos con sus certeras interviús. Ese mismo mes también pude ver la entrevista que le hizo la CNN con motivo de su viaje a Washington que, por cierto, me gustó bastante. Sin embargo y pese a la fascinación que ejerce sobre mí Mujica, inexplicablemente me perdí el programa que La 2 le dedicaba el pasado 2 de octubre en su espacio “En Portada” y que pillé parcialmente y de refilón hace algo más de una semana en un zapping nocturno. Así que, en cuanto el tiempo me lo permitió, lo sintonicé en el ordenador. Si no conocen todavía el reportaje, les invito a visionarlo en diferido siguiendo el link. Sin ninguna vergüenza les confieso que me eché a llorar ante la honradez y sinceridad de este hombre, unos atributos que la mayoría de nuestros políticos han perdido en su camino al poder.
Ahora que deja su cargo, me gustaría recordarles unas declaraciones que reflejan la personalidad de Mujica. Aludiendo a la austeridad en la que vive, el ya ex presidente afirmaba: “Yo no soy pobre, pobres son los que creen que yo soy pobre. Tengo pocas cosas, es cierto, las mínimas, pero solo para poder ser rico. Esa es la verdadera libertad, la austeridad, el consumir poco”.
¿Pueden imaginarse estas frases en boca de alguno de nuestros políticos más relevantes? No tengo nada más que añadir, a parte de que en el curso de hoy conoceremos el resultado de los comicios que me han servido hoy de pretexto para referirme de nuevo al "Pepe".
Margarita Rey
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