La democracia no es mala. Lo malo son determinados políticos, muchos sin oficio ni beneficio, que con marrullerías han conseguido pertenecer a la llamada clase política no para servir al ciudadano, sino para convertirse en impunes “aforados”. Así creen poder evadirse de la Justicia. Los casos de corrupción –cáncer de la democracia- son posibles porque no pocos políticos se autonombran funcionarios en condiciones de hacer favores millonarios a empresarios, que acuden a ellos.
La corrupción en España ha dado un personaje de 20 años, llamado “Nicolás”, que se codea con políticos de alto rango y empresarios, para que éstos hagan sus “negocios”. Por sus servicios como relaciones públicas “Nicolás” percibe remuneraciones por encima de los mil euros, aunque otros afirman que lo hace por gusto, por afán de figurar. Un lucrativo juego. “Nicolás” estuvo en la coronación de Felipe VI, a quien estrechó la mano, lo mismo que a la reina, Letizia. Los medios han criticado este hecho calificándolo de fallo de La Moncloa y de la Casa Real. ¿Y si hubiera sido un terrorista suicida, en vez de un joven ambicioso de poder, de notoriedad y de lujo? El llamado Estado Islámico de Al Qaeda, en el norte de Siria, ha activado las alarmas en Occidente, donde ya han sido apresados cinco terroristas, en EEUU, Canadá y España.
Todo el mundo se pregunta quién o quiénes han introducido al joven relaciones públicas en las altas esferas españolas. Hay suposiciones para todos los gustos: ¿el servicio secreto español, importantes políticos…? –en numerosas fotos puede verse a “Nicolás” codeándose con Aznar, con su esposa, la alcaldesa de Madrid, y con otras personalidades–.
El gran problema de España es que la mayoría de los políticos conciben la democracia como un oficio, en el que se puede ganar mucho dinero. Sin la democracia, que ellos malinterpretan, estarían en el paro y en los comedores de Cáritas, la Cruz Roja u otras organizaciones caritativas.
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