Los (las) militantes del PSOE han elegido hoy a su nuevo Secretario General, Pedro Sánchez, que será el nuevo rostro del partido socialista español, el hombre que promete no sólo cambiar el PSOE, sino a España tan necesitada de una renovación social, política y económica. En las primarias del PSOE ha habido una decisión de los (las) militantes, pero no una derrota de los otros candidatos, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, que, como Pedro Sánchez, pueden mostrar un excelente currículum profesional y universitario.
Esta es la segunda renovación del PSOE después de la realizada por Felipe González, que en el nuevo rumbo que dio al partido socialista tuvo que hacer concesiones hacia el centro. Ahora, el nuevo secretario general del PSOE quiere devolver al partido su identidad como partido democrático de izquierda, abierto a todas las capas sociales y al centro, como punto de inflexión. Según Pedro Sánchez, el PSOE renovado renovará también a España que ha quedado estancada en la transición, ajena a las circunstancias actuales en España y en Europa. En las palabras que dirigió en Ferraz, sede del PSOE, a los socialistas españoles hubo, quizá por la emoción, algunos toques de populismo y utopía, pero el propio Pedro Sánchez los corrigió al enumerar sobriamente los problemas de la democracia española actual, desde la corrupción a la pésima situación social pasando por la emigración, que hay que recuperar, de jóvenes talentos españoles que en la España del PP no encuentran ni trabajo ni medios para el desarrollo y aplicación de sus conocimientos.
Esperemos que el nuevo secretario general del PSOE pueda llevar a cabo la renovación de España, como lo hiciera en su día Felipe González y Alfonso Guerra, que con su gracejo andaluz había exclamado que iban a cambiar a España “que no la reconocería ni la madre que la parió”.
La España regida por el PP necesita ciertamente un cambio, como si hubiese comenzado una segunda transición. Pero para ello, la opinión pública española y extranjera exigen un auténtico cambio en el PSOE, de nuevo ilusionado y cohesionado, con la democracia interna y la solidaridad del secular partido socialista, fundado por el linotipista, Pablo Iglesias, y que, desde entonces, siempre ha sido un imprescindible factor en la política de España.
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