Al menos 28 de los 54 eurodiputados españoles (14 diputados del PSOE) han votado en contra de la elección de Juncker, como presidente de la Comisión Europea. Esta actitud adoptada por el secretario general electo del PSOE, Pedro Sánchez, ha sentado muy mal a la Europa conservadora, que poco a poco se va haciendo con el poder en la UE y de la que es cabeza visible la canciller alemana Angela Merkel. Tampoco al socialista español, tenaz eurodiputado y exministro Ramón Jáuregui, que calificó de difícil la no elección del luxemburgués Jean Claude Juncker y criticó a Pedro Sánchez, reprochándole abrir otro foso entre España y Europa. El secretario general electo, Pedro Sánchez, explicó, por su parte, que no votar al conservador Juncker, muy exigente con España, pareciendo que quisiera ver a los españoles pidiendo limosna en Bruselas, es ser congruente con el discurso socialista español.
En contra de lo que opinan en el PP, el PSOE está en favor de una Europa de la democracia y el progreso. Ciertamente, de nada le sirvió a Franco su “arrogancia” ante la, entonces, Comunidad Europea, que rechazó la asociación de España por ser una dictadura. Fue preciso que, en los 60, llegasen los llamados “tecnócratas del Opus” para que el dictador abriese un poco la mano inventándose lo que llamó “democracia orgánica”. Puede decirse que los tecnócratas fueron los que iniciaron la modernización de la economía española y desplazaron del poder a los falangistas, entre ellos al poderoso ministro de Información (“desinformación”), Fraga Iribarne, quien sería, en la transición, uno de los ingenieros de la democracia conservadora en España.
Poco, si no es el esfuerzo común de todos los partidos, servirá que España se muestre sumisa a las órdenes de la Comisión. La UE ha de tomar nota de que un nuevo líder dirige el segundo gran partido de España después del PP, que parece no estar dispuesto a que nuestro país siga siendo el farolillo rojo del furgón de cola de la Unión Europea, a merced de la benevolencia de la señora Merkel.
Pedro Sánchez deberá ser muy cauto y hábil en la andadura del renovado PSOE en el escenario europeo. También los ultraderechistas como el Frente Nacional de Marine Le Pen, el UKIP británico de Nigel Farage y el Partido Libertad ( PVV) del holandés Geert Wilders, claramente eurófobos, rechazaron a Juncker. Por otra parte, al PSOE no le conviene arrimarse demasiado a posiciones de formaciones populistas de izquierdas como “Podemos”. Y no solamente porque la derecha española daría sin duda alguna, una vez más, el grito de alarma: “¡Frente Popular”!
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