Desde jovencita he sentido una gran pasión por los mapas antiguos, especialmente los de Francia y España del grabador Mattheus Säutter. Y he poseído no pocos (comprados mayormente en la Hungría predemocrática, por aquel entonces un filón para coleccionistas de todo tipo) que, con el paso del tiempo, por falta de espacio, he ido regalando a amigos queridos.
Y fue precisamente buscando en internet el origen de un mapa antiguo catalán cuando me topé con la referencia a una auténtica joya de la escuela cartográfica mallorquina, el Mapamundi de los Cresques, más conocido como el "Atlas catalán". Según Wikipedia, “en noviembre de 1381, el infante Juan, duque de Gerona y primogénito de Pedro el Ceremonioso, quiso hacer un regalo al nuevo rey de Francia, el joven Carlos VI y decidió enviarle un mapamundi de su propiedad que estaba depositado en los archivos de Barcelona. Con esta finalidad hizo buscar al autor del documento, Cresques el Judío ("Cresques lo juhueu qui lo dit mapamundi a fet"), y a su hijo Jehuda Cresques, para que le facilitase todas las informaciones útiles que serían trasmitidas al rey de Francia, por lo que se le pagó 150 florines de oro de Aragón y 60 libras mallorquinas”.
Sin querer, ni mucho menos, menospreciar el trabajo realizado por Wikipedia, encontré en la Biblioteca en línea Gonzalo de Berceo un estudio mucho más explicativo, con unas fotos preciosas, sobre este tema que pueden leer siguiendo el enlace.
Mucho más corto, aunque francamente bueno, es un artículo de Laura Jurado, aparecido el 13.07.2010 en la edición balear de El Mundo, titulado “El atlas catalán y anónimo”.
Al parecer, el original del mapamundi al que se hace referencia en todos estos trabajos y que se atribuye a los judíos mallorquines Cresques, es una de las estrellas de la Biblioteca Nacional de Francia, en París. En España, se pueden admirar dos ediciones facsímil: una en la Biblioteca Nacional de Madrid y la otra, en el Museo Marítimo de las Reales Atarazanas de Barcelona.
M.R.
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