Se acabó eso de ir de bueno por la tele. Los protagonistas de las series españolas ya no son aquellos blandengues de las ficciones familiares. Ahora les va mejor en plan 'malotes'. Gonzalo de Montalvo, el personaje que se esconde detrás de 'Águila Roja', tiene el dudoso honor de ser el tío que más mamporros reparte en televisión. Incluso por delante de 'el Duque', el protagonista de 'Sin tetas no hay paraíso', que ahora también anda a 'golpes' pero con Telecinco, que le ha dejado fuera de un proyecto de ficción. La periodista Sara González ha hecho un análisis sobre las escenas más violentas de las series españolas. Se ha fijado en 'Águila Roja', 'Sin tetas no hay paraíso', 'El barco', 'Hispania' y 'El internado', todos títulos con audiencias por encima del 20%. Y ha tenido en cuenta solo la primera temporada de cada una.
Conclusión: los duros más duros son David Janer y Miguel Ángel Silvestre, que tienen perfiles completamente opuestos. «Mientras Gonzalo representa la figura sensata y bondadosa que intenta impartir justicia entre los ciudadanos, 'el Duque' encarna a una persona dura y fría a la que no le tiembla el pulso a la hora de defender sus intereses», diferencia González.
La autora del estudio se ha fijado también en cuánto se alargan las escenas de golpes. Y donde más duran es en 'Hispania'. Sumando todos los episodios de la primera temporada, las imágenes violentas sobrepasan la hora.
¿Y quiénes reparten estopa? Pues principalmente ellos. El perfil de estos púgiles televisivos es un hombre de menos de 40 años. Además, «inconscientemente los espectadores tendemos a justificar y respaldar los motivos» que le llevan a atacar a su oponente al simpatizar con ellos, interpreta la periodista. «Es lo que ocurre cuando se presenta a los agresores como personajes atractivos y valientes, ya adopten el rol de protagonista bondadoso o de antagonista malévolo».
Roberto Enríquez, David Janer y Miguel Ángel Silvestre son tres ejemplos que representan el mismo perfil: personajes atractivos -tanto física como psíquicamente-, de raza blanca, tez y cabello moreno, y que suelen dejarse una barba de varios días «que les hace más atractivos para la audiencia», ahonda González.
De día y sin testigos
Cuando vemos las secuencias más violentas, «los agresores y las víctimas son presentados con nombres propios y cuentan con una identidad muy definida». Es decir, sabemos perfectamente quién es el que da los palos y quién los recibe. Y la mayoría de las escenas de peleas tienen lugar «de día», pero sin testigos que observen el desarrollo del conflicto y sin reflejar las consecuencias de estos actos. Esto es, los guiones de 'Sin tetas no hay paraíso' incluyeron muchos asesinatos en la trama, pero los homicidas nunca iban a juicio ni recibían castigo alguno, de manera que sus actos, por lo general, quedaban impunes en la televisión.
Otro aspecto que contempla el informe es el relativo a las armas. Más abundantes en ficciones históricas -en 'Águila Roja' aparecen catanas y en 'Hispania' hay más espadas-, frente al cuerpo a cuerpo sin pistolas de las series actuales como 'El barco'. «La temática de las series ha cambiado. Antes primaban las familiares y cómicas, ahora son de acción, dramas y contenido fantástico», revela.
Fuente: Las Provincias
Autora: Alba Castilla
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