lunes, 9 de junio de 2014

Atalaya: ¡Qué país!



Una machotada más. El pasado viernes, el Consejo de Ministros aprobó que el Ejecutivo devuelva ya una parte de los 41.1270 millones de euros destinados en  2012 al saneamiento de la banca nacional. En concreto 1.300 millones de euros. España tenía tiempo: un plazo de 10 años para devolver los más de 40.000 millones que concedió la Comisión Europea a nuestro país en 2012, a un interés del 0,55%, para el saneamiento de bancos y cajas de ahorro.

La noticia fue dada en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en el tono triunfalista que caracteriza al gobierno de Rajoy, por Soraya Sáenz de Santamaría. El motivo, según ella, “porque nuestra economía puede hacerlo y porque es una forma de reforzar la confianza en nuestro país”.
 
Lo primero que tendría que hacer Mariano Rajoy es que se restablezca la confianza en su Gobierno. ¿Cómo va a confiar Bruselas en que España es fiable cuando su Gobierno quiere dejar sin comer durante el verano a los escolares necesitados porque cierran los comedores en las escuelas?  Según nos enteramos en el mismo espacio informativo donde se dio la entusiasta noticia de la devolución de parte de la deuda del rescate, los niños españoles en edad escolar no podrán comer en la escuela durante el verano. “Hay que ahorrar”, es el lema. Tomás Gómez  (líder del PSOE madrileño)  proponía al presidente de la Comunidad de Madrid que se utilizase el euro por receta para abrir los comedores durante las vacaciones escolares. Pero Ignacio González (PP), rechazó de plano la propuesta arguyendo que “gracias a Dios, no hay ningún problema de desnutrición” entre los niños de la Comunidad de Madrid.  Pero según los medios,  muchos niños españoles pasan hambre, han de contentarse con una mezcla de medio vaso de leche con medio de agua (como en la posguerra)  y presentan síntomas de malnutrición. ¿Es así como queremos impresionar a Europa y distanciarnos de otros países del sur de Europa como Grecia, comidos por las deudas?
 
La pasada semana ha estado desbordada también por los trámites de la abdicación de don Juan Carlos y la proclamación del Príncipe Felipe como nuevo Rey. Las ceremonias serán muy protocolarias, pero austeras –casi modestas–, sin dignatarios extranjeros ni representantes de las casas reales europeas, y tendrán un carácter marcadamente aconfesional. La proclamación tendrá lugar probablemente el 19 de junio (todavía no se ha confirmado la fecha exacta) en el Congreso de los Diputados en una sesión solemne de las Cortes Generales (Congreso y Senado) e irá seguida de un desfile militar.

El Gobierno trabaja febrilmente para cumplir con el papeleo de la Abdicación y la  Proclamación de Felipe, como rey de España (Felipe VI). También la opinión pública española e internacional se ocupa intensamente del histórico acontecimiento, que es generalmente visto con simpatía. Sólo los minipartidos dan la nota rechazando la Monarquía. Cayo Lara de IU, exige un referéndum  para que los españoles decidan en las urnas si quieren Monarquía o República. La misma actitud adopta el conglomerado izquierdista “Podemos”, representado por Pablo Iglesias, que se pronuncia por el referéndum. El Partido Popular (PP) y el PSOE estarían a favor de la forma de Estado que existe actualmente. En el PSOE se nota una pequeña fisura de opinión, ya que el  partido socialista es en sí republicano, pero no se trata de la Monarquía, sino de “la Monarquía parlamentaria” e incluso, como actúa en la práctica , de “Monarquía republicana”.

A petición de Izquierda Plural , EUiA y el CHA la votación en el Congreso de la Ley Orgánica de Abdicación, que tendrá lugar el próximo 11 de junio, se realizará por llamamiento individual de cada diputado, lo que obligará a los parlamentarios a “dar la cara”.  El PP votará en bloque con un sí. Menos claro es cómo se comportará el PSOE, donde hay algunos díscolos que no quieren doblegarse a la disciplina de partido. Rosa Díez, ex socialista y fundadora de UPyD ya ha declarado que dará su apoyo al nuevo monarca. CiU, a su vez, tiene la intención de abstenerse, lo que ha sentado muy mal a Josep Antoni Durán i Lleida, que está barajando la posibilidad de dimitir después de la entronización de Felipe VI de sus cargos de secretario general de CiU y de presidente de la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso.

En diversas ciudades españolas ha habido este fin de semana algunas manifestaciones con gran profusión de banderas tricolores republicanas. En cualquier caso, los partidarios izquierdistas de la República deberían considerar que también hay republicanos de derechas, más o menos radicales, cuyos votos se ven reflejados en la aplastante mayoría que eligió a Rajoy como presidente del Gobierno.  Y por si acaso lo hubiesen olvidado, también los Estados Unidos de América, a los que tanta prevención les tienen, son también una República de carácter federal constitucional.
 
 

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