Cuando pedimos algo a alguien o le expresamos un deseo, solemos adjuntar, por educación, la expresión “por favor”.
Desde hace ya cierto tiempo, a alguno parece habérsele ocurrido que “por favor” es demasiado largo; hay que economizarlo todo, también la lengua. Desde entonces, “por favor” se ha convertido en “porfa”, siendo lo curioso que la abreviatura parece no haber nacido en el pueblo, sino en círculos distinguidos de la sociedad. Oí decir “porfa” por primera vez a la esposa de un cónsul en Alemania.
Con “porfa” parece unirse la confianza entre amigos con la complicidad afectuosa de los socialmente iguales. Entretanto, “porfa” está siendo cada vez más usado en castellano, en una sociedad como la nuestra, con tendencias igualitarias, “amistosas-afectivas”, (la sociedad del tuteo), por encima de las diferencias económicas. Entretanto, como parece que "porfa" ya no es lo suficientemente moderno, se oye cada día más la expresión "porfi" que, proveniente de México y Argentina, comenzó siendo utilizada por adolescentes pijos, de clase media-alta, y ha traspasado ya las barreras clasistas para instalarse en el lenguaje coloquial del españolito de a pie.
De seguir el "porfa" y el "porfi" su marcha a través de nuestra lengua, los días de “por favor” estarán contados.
Manuel Moral
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