miércoles, 8 de octubre de 2014

Pincelada: Calumnia, que algo queda




Ya Medio de Larisa (amigo y cortesano adulador de Alejandro Magno y amante de Yolas, hijo del rey Casandro de Macedonia) utilizó más de 300 años antes de Cristo una frase parecida. Según Plutarco, Media, al parecer,“ordenaba a sus secuaces que sembraran confiadamente la calumnia, que mordieran con ella, diciéndoles que cuando la gente hubiera curado su llaga, siempre quedaría la cicatriz”.

Pero es a François Marie Arouet, más conocido bajo el sobrenombre de Voltaire, a quien todo el mundo atribuye la paternidad de la paremia, que aparece en el tomo segundo de sus Obras Poéticas: "Messieurs, disait un fameux délateur, Quelque grossier qu’un mensonge puisse être, Ne craignez rien; calomniez toujours. Quand l’accusé confondrait vos discours, La plaie est faite; et quoiqu’il en guérisse, On en verra du moins la cicatrice." (“Por más grosera que sea una mentira, señores, no teman, no dejen de calumniar. Aún después de que el acusado la haya desmentido, ya se habrá hecho la llaga, y aunque sanase, siempre quedará la cicatriz”).

Ya habrán adivinado que me estoy refiriendo a la expresión: “Calumnia, que algo queda”, tantas veces puesta en práctica por los políticos de nuestro país que, como buenos conocedores de la naturaleza cainita de los españoles, saben sacar partido de cualquier posibilidad que se presenta para desacreditar a sus adversarios.

Hago este comentario en relación a un asunto que trae cola: Fue en el pasado mes de julio cuando, en plena campaña a la secretaría general del PSOE, saltó a la palestra la supuesta pertenencia de Pedro Sánchez a la Asamblea General de Caja Madrid y su vinculación a la trama de las preferentes. La noticia no se sabe exactamente de dónde salió, aunque todo parece apuntar a que el rumor procedía del entorno de su rival Eduardo Madina. Si fue así no le sirvió de mucho, pues el resultado final lo conocemos todos.

Como bien recordarán, por aquel entonces, a la prensa afín al PP le faltó tiempo para publicar con fanfarrias la “revelación”. Y aunque todo el mundo sabía que se trataba de una acusación absurda, pues Pedro Sánchez era uno más de los 321 consejeros generales de Caja Madrid, que estaba allí simplemente por ser concejal del Ayuntamiento y que, pintar, lo que se dice pintar, pintaba poco o nada, lo cierto es que casi todos los medios de comunicación se hicieron eco del bulo.

Hasta que, una vez Pedro Sánchez fue elegido secretario General de PSOE, la noticia dejó de ser interesante. Pero no por ello el “borrego” dejó de trotar. Así, “el Mesías” Pablo Iglesias, omnipresente en las cadenas televisivas del Grupo Planeta, no se cansa en estas últimas semanas de volver a extender el infundio, pregonándolo a los cuatro vientos en los platós de televisión cuando, un día sí y otro también, participa como invitado pagado en una de esas tertulias que tanto se llevan ahora. Y, otra vez, como si de algo nuevo se tratase, los medios han vuelto  a contribuir a su divulgación.

Los intereses de Pablo Iglesias son claros, pescar en aguas del PSOE, al que, si damos crédito a las últimas encuestas de intención de voto, le viene pisando los talones.

Por cierto, hablando de intereses. Me pregunto sí a don José Manuel Lara, accionista de referencia del diario La Razón y de ATRESMEDIA e indiscutiblemente  muy alejado de la ideología marxista-leninista, en su espurio interés por aumentar la audiencia cueste lo que cueste, no le sucederá finalmente con Pablo Iglesias, en su afán de querer convertirle en una estrella mediática, lo mismo que le pasó al aprendiz de brujo de Goethe, que luego no podía librarse de los espíritus que él mismo había invocado.

El pasado viernes, en La Sexta Noche, Pablo Iglesias volvió a las andadas y, ante una audiencia millonaria, lanzó por esa boquita otra vez la misma manida acusación contra Pedro Sánchez, rebatida inmediatamente por el tertuliano (del PSOE), Antonio Miguel Carmona. Iglesias, haciéndose de nuevas, pidió disculpas. Pero como dijo Carmona en el programa de La Sexta, “Al Rojo vivo”, no se puede estar siempre mintiendo y luego disculparse, después volver a mentir y volver a disculparse, y así cada vez que a Pablito le apunta una cámara de televisión.

Y aunque la diferencia ideológica es obvia, el doctor en Ciencias Políticas y recién nombrado profesor honorífico de la Complutense, Pablo Iglesias, parece conocer bien la frase de Goebbels, “Eine Lüge muss nur oft genug wiederholt werden. Dann wird sie geglaubt” o en traducción libre al español:  "Una mentira repetida a menudo, termina por ser creída”, es decir que algo que se repite machaconamente, termina por parecer verdad.

Margarita Rey 


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