lunes, 5 de mayo de 2014

Atalaya: La batalla de las Europeas



 
 
En elecciones precedentes, los electores españoles no tomaron muy en serio que los comicios europeos fuesen importantes. La crisis no acababa de estallar. Más de un dirigente veía a la Unión Europea como un escaparate para exhibirse ante los demás países.

Llegó la crisis y los gobiernos, así como la oposición, han sentido en cabeza propia, el peso de Bruselas sobre los presupuestos, en los que ha habido importantes tijeretazos, y en la vida económica en general que, en España, están a punto de cargarse a la clase media. Por eso Rajoy, que quiere evitar por todos los medios el batacazo, no para de pregonar a los cuatro vientos que “ya estamos creciendo, aunque sea de manera moderada”. Y el Ministro de Economía, Luís de Guindos, declaró hace un par de días a la prensa que “ahora los pilares de le Economía son mucho más sólidos” y que en Europa “ya no se duda de las cuentas públicas españolas”.

Cierto es que la canciller alemana, Angela Merkel echa, en los momentos más difíciles, un cabo a Rajoy, no por amor, sino sencillamente pensando en los propios intereses alemanes. Además se da la circunstancia de que durante la crisis, Europa ha ido girando hacia la derecha más conservadora, como el Frente  Nacional de Marine Le Pen (imputada, según la  prensa francesa, por financiación ilícita de su partido), que obtuvo una sonada victoria sobre los socialistas del presidente  Hollande. En Alemania, Suiza y en España los neonazis van en aumento, hasta tal punto que los servicios secretos ya los están observando.

El 63,8 % de los electores piensan que estas elecciones son muy importantes (aunque a la hora de ir a votar, la mayoría se quede en casa). También el carácter nacional del 25-M da mayor dimensión a las elecciones. Según las últimas encuestas, el PP aventaja por 4,6 puntos al PSOE, por lo que sería el ganador de los comicios europeos (aunque ambos partidos sufrirían un desplome ya que pierden 17 puntos en intención de voto). A los conservadores de Europa les viene muy bien que un partido tan fuerte (pese a la corrupción) y correligionario de ellos pueda poner el pie en el “tablado” comunitario.

Pero las apariencias engañan.  Puede que el PP gane las elecciones, pero la valoración de su líder es muy baja, no llega al aprobado, como tampoco es mucho mejor la del jefe del PSOE, Pérez Rubalcaba.

Rubalcaba ha nombrado cabeza de lista a Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE y uno de los pesos pesados del partido socialista, que se está batiendo muy bien. El candidato de Rajoy, después de un largo mutismo, el hasta ahora ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el polémico Miguel Arias Cañete, antisocialista visceral, no para de darle leña al PSOE, culpándole en sus mítines poco más o menos de haber sido el causante de las siete plagas de Egipto. Cañete quiere una Europa definitivamente unida y promete trabajar para que los españoles se sientan más europeos y los europeos más españoles. Quién está avanzando en las simpatías de la opinión pública es Rosa Diez, líder de UPyD (Unión, Progreso y Democracia), que adelanta a Rajoy y Rubalcaba en el ranking  de las encuestas. El candidato para las Europeas de UPyD es Sosa Wagner, que avisa de que el nacionalismo es “el gran cáncer de la construcción europea”, y propone el modelo alemán.
 
El PSOE, de capa caída, tiene las mismas posibilidades de ganar que los demás partidos socialistas o socialdemócratas europeos. Incluso el partido socialdemócrata alemán, que gobierna como muleta de los democristianos (CDU/CSU), está un tanto perdido en el ambiente político alemán. Poca energía o liderazgo podrá aportarle el PSOE. No es mi opinión. Son las encuestas. 
 
 
 
 

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