miércoles, 9 de octubre de 2013

Atalaya: Los Reyes Católicos



La 1 está emitiendo una serie dedicada a Isabel (la Católica). Actores excepcionales; creación de ambiente, excelente; exteriores, inmejorables.
 
Los Reyes Católicos fueron, en la dictadura de Franco, el emblema de la unidad de España y el fundamento de la Iglesia nacionalcatólica. Recordemos que los jóvenes falangistas desfilaban cantando: “De Isabel y Fernando el espíritu impera”... 
 
Los realizadores de la serie “Isabel” se han aventurado por un terreno pantanoso plagado de verdades y mentiras, de traiciones y asesinatos. Muy trágico fue el destino de Juana La Beltraneja, hija de Enrique II, a la que correspondía la corona de Castilla. Sus enemigos la llamaban así porque afirmaban que, en realidad, era la hija bastarda de Don Beltrán de la Cueva. Después de innumerables batallas, los partidarios de doña Juana fueron derrotados por los de doña Isabel. Finalmente, la vencida doña Juana tomó los hábitos y acabó sus días como religiosa en un convento de Coímbra (Portugal)
 
Casada con Fernando II de Aragón, Isabel formó con él una firme pareja con el lema de que “tanto monta, monta tanto” (la vox populi fue el origen de la coletilla: ….” Isabel como Fernando”). Su emblema era “el yugo y las flechas”,  robado después por la falange. Bajo el reinado de ambos, con la toma de la última ciudad mora, Granada, concluyó la presencia árabe en la Península Ibérica, a excepción de los moriscos, con nulo poder militar. Trabajaban predominantemente en la agricultura.
 
Con el reinado de los Reyes Católicos tuvo lugar el descubrimiento de América. El motor de esta proeza fue Isabel, que proporcionó los fondos necesarios para tamaña empresa al marino supuestamente genovés (su verdadero origen es un tanto oscuro y sobre él existen diversas teorías), Cristóbal Colón. El descubrimiento fue sin duda la mayor gesta de fines de la Edad Media. Al principio trajo bienes para la Corona castellano-aragonesa, pero según avanzaban los siglos, América, codiciada por portugueses, franceses, y, sobre todo ingleses, que hostigaban con piratas (Drake) a los galeones españoles, se fue convirtiendo en una rémora para lo que ya empezaba a perfilarse como España (según algunos filólogos del hebreo “span” o del fenicio “spn”= “Tierra de conejos”). Siglos más tarde, el imperio español, en el que no se ponía el sol, desapareció por implosión, provocada principalmente por franceses e ingleses y por la mediocridad de nuestros gobernantes.
 
Isabel II de Castilla murió en 1504. Ella se opuso a la expulsión de los judíos, que significó una catástrofe económica para el país. Pero la riqueza de los judíos era una irresistible tentación para la Iglesia y los nobles castellanos. También Fernando de Aragón participó en el espolio. Los judíos, que no quisieron expatriarse, se bautizaron. Se dice que ponían en sus puertas un jamón para que todo el mundo viese que eran cristianos, que comían carne de cerdo. De ahí que el pueblo les llamara “marranos”. A los falsos conversos  descubiertos, la “santa madre iglesia”, con ayuda de su brazo militar, la Santa Inquisición, los quemaba en la hoguera. Según un obispo, ardía el cuerpo, pero se salvaba el alma.
 
Los judíos que, con gran pesar, abandonaron España -los sefardíes o sefarditas- se establecieron, tras muchas penalidades, en Estambul, en Rumanía, Bulgaria y, sobre todo en Salónica (Grecia). A los sefardíes en Israel se les considera la clase más alta, los “aristócratas” entre los judíos. Todavía hoy siguen hablando el castellano antiguo, el que se hablaba en la fecha de su expulsión. El español sefardí se denomina “ladino”.
 
Como nota anecdótica: A mediados de los 80, la Directora General de la Radiodifusión israelí, me pidió en Múnich que hiciera un programa diario de una hora para los israelíes sefardíes. Un proyecto que no se llegó a realizar por mi falta material de tiempo.
 
Todos estos recuerdos me los evoca la serie “Isabel” de La 1.
 
 

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